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¿Sabías que en Colombia los cielos cantan? O bueno, no propiamente. Las que cantan son nuestras aves, que nos acompañan con sus alegres trinos a cada momento del día. Conoce más sobre estos hermosos animales, que anidan en territorio colombiano.
El cielo colombiano es un territorio de vida, un espacio repleto de colores y animales que atraviesan las nubes para luego posarse, entre aleteos cansados, sobre la copa de nuestros árboles. Son tantas las especies que, en algunas zonas de nuestro país, el cielo se cubre de colores.
Hablamos de nuestras aves, de esos seres que ven desde el cielo todo lo que ocurre aquí abajo, entre el bullicio de los seres humanos y el frenesí de las ciudades. Por ser uno de los países más biodiversos del mundo, sobre todo gracias a su posición privilegiada y la inmensa diversidad de ecosistemas, suelos y pisos térmicos que aquí encontramos, Colombia es la mejor morada para los pájaros del planeta. De acuerdo con el Instituto Humboldt, WWF y demás entidades especializadas en la preservación del medio ambiente y la vida silvestre, Colombia es el primer país del mundo en cuanto a diversidad de aves se refiere.
Alista tus binoculares, libreta y toda la pinta pajarera. ¡Nos vamos de viaje al corazón de una de las actividades más bellas que existen: el avistamiento de aves!
En la actualidad, nuestros cielos y tierra —recordemos que no todas las aves vuelan— son surcados por alrededor de 1954 especies de acuerdo con cifras del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés). Toda cantidad, como puede suponerse, es imprecisa. Por ello, se suele hablar más bien de un estimado una cifra que, aunque parezca increíble (¡1954 son muchísimas aves distintas!), va al alza. Según cuenta Diego Calderón, biólogo experto en estos animales, “desde el año 2000, en Colombia comenzamos a descubrir, aproximadamente, dos especies nuevas por año”.
Nuestros cielos están tan repletos de vida que, de acuerdo con el Instituto Humboldt contamos con al menos 82 especies endémicas, es decir, propias de nuestro entorno natural además de 154 migratorias. Estas últimas, son aquellas aves que encuentran en Colombia, en medio de sus viajes, un lugar para detenerse y buscar refugio, alimento y/o zonas para su reproducción. Si bien en buena parte de nuestro país pueden avistarse un sinnúmero increíble de pájaros, Mocoa, en Putumayo, y Santa Rosa, en el Cauca, son dos de los destinos más apetecidos por las aves que habitan nuestro país.
Mapa realizado por el Instituto Humboldt.
Aunque nos resulte imposible mostrar las especies de aves endémicas de las que goza Colombia, creemos que cada una de ellas, por su majestuosidad y belleza, invitan a imaginar muchas más. Por ello, queremos mostrarte cinco de ellas para que, apenas puedas, nos visites y conozcas algunas de las maravillas y secretos más queridos de nuestra naturaleza diversa.
Entre los habitantes más entrañables y tímidos de nuestros cielos se encuentra el Chlorostilbon olivaresi, mejor conocido como Esmeralda del Chiribiquete, uno de esos animalitos casi mitológicos, y cuando decimos esto no nos referimos a que ostente algún atributo sobrenatural o algo similar. Este colibrí, que parece revestido por miles de tonos entre azulados, verdes, negros y amarillos, es endémico de nuestro Amazonas y muy pocas personas en el mundo han tenido la fortuna de gozar de su presencia.
Foto tomada en Caño Negro, Caquetá, por Peter Hobbs. Foto cortesía del portal ebird.org.
Sin duda, otro de los más queridos por los pajareros es el Príncipe de Arcabuco, o Coeligena Prunellei, un colibrí que destaca por sus tonos negros azulados y sus blancos incrustados sobre ráfagas de verde. Esta amalgama de colores adorna el tapiz de su plumaje. Y es que, la verdad, su porte resulta espléndido. Este pajarito, sin duda, arrastra en cada batido de sus alas la belleza de los Andes Orientales Colombianos.
Colibrí endémico de los Andes Orientales Colombianos. Foto cortesía de Corpoboyaca.co.
Dentro de las especies que enamoran a todos los pajareros del planeta, sin duda está la Anisognathus melanogenys también conocida como Tangara de Santa Marta. Este animalito descresta con su vuelo en medio de las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, su casa. Esta, al igual que otras “36 especies y 55 subespecies que no habitan en ningún otro lugar del planeta”, de acuerdo con la WWF, hacen parte de los miles de colores que tiñen a diario el cielo de la sierra. En el plumaje de esta ave conviven tonos amarillos, semejantes a un sol de mediodía, con distintos azules que recuerdan los diversos tonos del mar y el negro de sus profundidades.
Foto cortesía de Wikipedia, tomada por Nick Athanas.
Al igual que la Tangara, otra de las aves que teje las nubes de los cielos de nuestra Sierra Nevada de Santa Marta es el Arremon basilicus o Gorrión montés colombiano. Esta ave es oriunda del sotobosque de la sierra aunque también se deja ver por los lados de la Reserva Natural El Dorado. De naturaleza tímida, este pinzón resulta simpático por la forma en que su plumaje café se entremezcla con el negro de su cara y pecho, que resaltan el blanco que acompaña su garganta. Uno de esos hijos de esta tierra que no dudará en encantar con su canto a todos aquellos amantes del avistamiento de aves, así sea desde las ramas de algún árbol o el cielo mismo.
Foto cortesía de Ebird.org
Un poco más al norte de nuestro Gran Caribe Colombiano, sobre el extremo que colinda con Venezuela, vive el Cardinalis phoeniceus o Cardenal guajiro, un querido habitante del desierto que no teme adornar el cielo con su colorido exuberante y su grácil movimiento. Uno de esos seres que le alegran la vida a aquel que logra tenerlos de frente.
Foto cortesía de ebird.org, tomada por Andrés Vázquez Noboa
Foto cortesía de Ebird.org, tomada por Ken Chamberlain.
Entre los aficionados a esta actividad es claro que, ante todo, las aves y el resto de animales que habitan los diversos ecosistemas de nuestro país son nuestros compañeros. Tras cada foto y apunte en una libreta, el pajarero reconoce la existencia y vida de estos animales que, cada tanto, se posan en una ramita o surcan el cielo para deleite de todos. Convivir con estos seres mágicos y milenarios nos recuerda nuestra responsabilidad hacia ellos: es necesario cuidarlos, preservar su ecosistema y velar por su tranquilidad.
Para fomentar esta cultura y cultivar la apreciación por estos hermosos animales, en Colombia existen diversas entidades y fundaciones además de tours, recorridos especializados y eventos como la Colombia Bird Fair, que fomentan el cuidado a los ecosistemas mientras propician una experiencia inigualable. Porque entre las nubes colombianas se baten las alas de miles de estos animales, queremos que vivas algo sin igual: ¡conoce nuestros cielos y sus habitantes desde la tranquilidad del suelo colombiano!
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