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Las industrias de aceites esenciales a las que mira este proyecto son la farmacéutica, alimenticia, aseo personal, cosmética, perfumería, aromatizantes o licores, productos que en general hoy son mayoritariamente importados.
Colombia, uno de los países más megadiversos del mundo, se prepara para competir a nivel internacional en la producción de aceites esenciales y aromáticos medicinales gracias al desarrollo de un novedoso destilador móvil que promete grandes ganancias a la agroindustria.
La iniciativa parte de un grupo de científicos que trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones para la Agroindustrialización de Especies Vegetales Aromáticas Medicinales Tropicales (Cenivam), rodeado de bosques y jardines, en Bucaramanga, la cálida capital del departamento de Santander (noreste).
Esos aceites, que además de usos medicinales se aplican al aseo personal y la perfumería, buscan un hueco en los mercados tras ser extraídos con un novedoso destilador patentado por la Universidad Industrial de Santander (UIS), el centro de altos estudios que acoge el Cenivam.
Su novedad es que está diseñado para operar y ser transportado fácilmente a través de la accidentada geografía colombiana, dominada por cordilleras, valles y ríos de difícil acceso, y con el objetivo de que llegue a cualquier lugar del país donde crecen las plantas aromáticas.
Su aporte a la economía productiva de extractos esenciales radica en que opera en el lugar de la cosecha sin tener que trasladar la biomasa a otros centros de destilación para su proceso.
Con este aparato, cuyo costo es de 20 millones de pesos (unos 11.000 dólares), Cenivam busca que los cultivadores se agrupen en cooperativas para sacar el mejor provecho a plantas como el orégano de monte, el pronto alivio o el cidrón, entre otras especies nativas, y con ello configurar una industria apta para la exportación.
Este destilador ya se ha implementado en los municipios santandereanos de Socorro, Sucre y Barbosa, donde se benefician al menos 60 familias, lo que permite que cultivos tradicionales como el café o la caña de azúcar no sean la única fuente de ingresos.
Esto ha sido posible gracias a la coordinación de unos 150 investigadores de varias universidades de Colombia, quienes agrupados en el Cenivam estudian la biodiversidad del país.
Los primeros ya están a la venta, se trata de aceites esenciales corporales o para ser usados por un difusor de aceites esenciales, repelentes de insectos, ambientadores y gel antibacterial 100% naturales para aplicar directamente sobre la piel, fruto de la mezcla de esencias nativas y foráneas, como el árbol de Ylang Ylang.
Otros, como enjuague bucal y jabón líquido, están en pruebas y pronto saldrán al mercado.
Colombia cuenta con 51.220 especies de plantas y un gran número de ellas con capacidad de producir varias cosechas anuales.
Las esencias, de acuerdo con las cifras del centro de investigación, tienen una demanda global que representa una producción de 100.000 toneladas anuales y su mercado ronda los 900 millones de dólares.
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