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En Colombia no paramos de rodar. Nuestro país está repleto de lugares por explorar y sabemos que montar es una pasión insaciable. Por eso, te recomendamos 10 altos icónicos de nuestro paraíso ciclístico que te pondrán a exigirle a las piernas y a pasarla
Somos escarabajos de montaña: pedaleamos duro en las subidas más empinadas de todo el mundo. O que lo digan Nairo, Rigo, Egan y los demás: la geografía colombiana nos entrena desde chiquitos. Nuestro país es rico en altos y rutas para el ciclista, no importa si eres profesional o amateur, pues acá hay para todos. Cada uno va a su ritmo, a lo que dan sus piernas, a lo que dicta el corazón.
Porque queremos que no pares de ponerte grandes metas, te proponemos 10 altos icónicos de nuestro país. Engrasa tus rodamientos, alista el kit de viaje y los frenos del caballito de acero; pero no olvides entrenar antes de enfrentar el reto. En fin, ¡que no nos coja el tiempo! La ruta nos espera.
El Alto del Vino es uno de los clásicos bogotanos de fin de semana. Este desafío tiene dos dificultades: la “pesada” y la “ligera”. Si arrancas desde La Vega, prepárate: el camino es duro. Más que lo empinado de sus pendientes, lo difícil radica en la extensión del trayecto: son 38 km desde la bomba Brío a la salida de La Vega. La ruta cuenta con 1.984 m de desnivel y una pendiente media del 5,15%. Un reto para los que tienen “buena” pierna.
En la dificultad “más ligera”, el segmento inicia cerca de El Rosal. Saliendo de ahí, la ruta es de casi 3,9 km en ascenso hasta los 2.850 msnm, desde donde se disfruta de una vista privilegiada de la sabana. Esta suele ser la opción preferida para los principiantes que deciden iniciarse en excursiones fuera de la ciudad.
“Rolo” que monte cicla sabe que la Cuchilla mide el nivel, que esa subida prueba la suerte del ciclista de fin de semana, no sólo por su exigencia, sino también por su clima. Aunque no falta el campeón que atraviesa La Calera, pasando por el Alto de Patios, el de las Arepas y Guasquita, queremos proponerte una ruta más modesta (no sea que te agarre la “pájara” o un calambre fuerte). Sal de la ciudad por la Autopista Norte, luego, ve directo vía Sopó hacia Guasca, y de ahí hacia Gachetá para enfrentarte a la Cuchilla.
Desde el cruce de Guasca, el tramo es de unos 11 km de longitud, con unas pendientes que oscilan entre los 5% y 7% hasta alcanzar una cima de 3.365 msnm. Contando ida y vuelta desde Bogotá, el viaje toma prácticamente un día de trabajo (unas 6-7 horas, dependiendo de la pierna del ciclista); pero lo vale todo: recorrer el paisaje de páramo y su vegetación es una delicia. La sabana y sus colores también están dispuestos para que los admiremos. La carretera, en algunos tramos serpenteada por pinos, permite el goce del contacto con la naturaleza, e incluso, si el clima ayuda, nos regala panorámicas del grandioso embalse de Tominé.
Aquí la cosa se pone dura: pocos puertos son tan complejos como el del Alto de Letras. Desde Mariquita, la travesía es para guerreros: su extensión es de casi 81 km (80,7 km, para ser exactos), una pendiente media de 3,9% y una máxima de 11%. No por nada este mítico alto es uno de los más difíciles de nuestro país y del mundo entero. Ahora, el paseo es de postal: a lado y lado de la ruta se admira la vegetación montañosa y, entre pedaleos, van desapareciendo los cafetales para darle paso a las plantas del páramo. Pero la magia no acaba ahí, al llegar a la cima de 3.680 msnm, nos espera, imponente entre el resto de las cumbres, una vista privilegiada del Nevado del Ruiz. Un “león dormido" que nos saluda desde las nubes.
Si quieres disfrutar del ascenso por primera vez, te recomendamos iniciar desde la salida de Manizales. Desde el intercambiador de San Marcel, te esperan unos 28 km con una pendiente media de 5,7% y una máxima de 10%. Ahora, no olvides que la competencia para el que pedalea es contra sí mismo: con confianza, abrigo y buen alimento se disfruta mejor de la rodada.
Desde la Calle 84 con Carrera Séptima, pasando por Patios, salimos hacia La Calera e iniciamos la ruta hacia el Alto de las Arepas: nuestro destino del fin de semana. Desde este punto son al menos unos 20 km hasta el anhelado alto. Nada de nervios: vamos tranquilos. Con un desnivel positivo de unos 946 m entre ida y vuelta, y una pendiente media de 4,6%, esta ruta es perfecta para quienes quieren un reto interesante cerca de Bogotá. Disfruta del paisaje de las montañas mientras pedaleas. ¡Y por favor! No olvides comer algo en la cima: las arepas de maíz pelado y las picadas están buenísimas.
Aunque te sugerimos esta ruta, también está la que sale por la Autopista Norte, vía Sopó. Sí, es un poco más larga, pero sus casi 40 km de recorrido desde El Gallo, a la salida de Bogotá, presentan un menor desnivel.
El Alto del Verjón, en palabras del “Chavito”, es “difícil, y la altura sí pega duro”. Y si él lo dice, nosotros le creemos cada palabra. Desde Bogotá, a esta subida se le conoce como “El Once”, por aquello de que tiene 11,3 km de longitud. Su altura es de casi 3.300 msnm; además, ostenta una pendiente máxima de 13% y un promedio de 5,4%. Con un desnivel positivo de 600 m, hay que ir bien preparado para enfrentarla.
Desde el centro de Bogotá, avanzamos hasta tomar el cruce de Choachí para darle parejo. Subiendo por las montañas, y a pocos metros de coronar el alto, Bogotá se ve imponente. Una oportunidad para admirar la ciudad y sumergirse en un hermoso paisaje de páramo.
La otra opción es salir desde Choachí. Por esta ruta, iniciamos desde una altura de más o menos 1.900 msnm, con un desnivel de 1.350 m hasta el páramo. La ruta es de casi 23 km en ascenso y, en varios puntos, el paisaje es fascinante; sobre todo cuando “La Chorrera” aparece. Con sus 590 m de caída escalonada, esta maravilla natural es la cascada más alta de Colombia.
En Medellín, saliendo desde el Centro Comercial San Diego, por la Carretera Nacional Las Palmas, hay un alto que, por su cercanía a la ciudad, distancia, y dificultad, se ha convertido en la medalla insignia de los ciclistas paisas. Y es que para poder divisar el Valle de Aburrá desde las alturas y adentrarse en la vegetación del bosque de niebla que rodea este lugar, primero se deben pedalear más de 15,6 km a una pendiente media del 6,02% con curvas como la Barraca, que pone a sufrir hasta al más curtido con un desafiante 14% de inclinación.
Definitivamente, la subida a Las Palmas, con sus más de 1.000 m de desnivel, resulta ideal para aquellos que ya están listos para una buena pedaleada fuera de la ciudad. Eso sí, al coronar, no olvides disfrutar de un merecido premio por tu esfuerzo como las famosas fresas con crema de la zona.
Saliendo por la Portada al Mar, y tras atravesar “El Saladito”, está el famoso Kilómetro 18: una de las grandes hazañas de los ciclistas caleños. Aunque el pedaleo es sabroso, también es arduo, por lo que hay que ir bien preparado. Son casi 17 km de recorrido (16,6 km, para ser exactos), con un desnivel de 941 m y una pendiente media de 5,68%. Así es, la subida no es cualquier cosa, pero la panorámica de la Sucursal del Cielo, la oferta gastronómica de la llegada, además del ejercicio que implica coronar este alto a 2.000 msnm, lo valen todo. ¡No olvides disfrutar de una arepa de choclo con aguapanela al llegar!
Nuestro recorrido inicia en el barrio San Francisco, de Bucaramanga, desde donde tomamos la carretera que conecta con Cúcuta. Prepárate, porque este es uno de los altos más duros del país por su desnivel y distancia. El segmento comprende un total de 48 km, con un desnivel —sí, desnivel— de 2.402 m, y una pendiente media de 4,86%.
En definitiva, es una travesía brava, que le hace honor a los paisajes santandereanos, con algunos tramos angostos capaces de revolverles el estómago hasta a los más valientes. Sin embargo, alcanzar sus más de 3.300 msnm también es un reto muy emocionante para forjarse como ciclista, en donde los desfiladeros y la vegetación exuberante hacen gala de sus mejores colores y contrastes.
El ciclista aficionado a las válidas nacionales sabe que esta ruta tiene su historia: varios Clásicos RCN y Vueltas a Colombia han pasado por allí. La aventura arranca tras cruzar el puente que surca el río Cauca por los lados de La Pintada, siguiendo la carretera que viene desde Manizales o Pereira. Desde allí, te esperan más o menos 42 km de ascenso con una pendiente media de 4,32% y una máxima de 11%; además de un desnivel de 1.819 m. ¡No olvides salir en “parche”! Esta es una vía con cierto flujo vehicular y bien vale tener cerca a un amigo en la ruta.
Iniciamos la ruta por Cajamarca, todavía en el departamento del Tolima. Desde ahí, nos esperan poco más de 23 km antes de poder gritar el anhelado “¡Coroné!” desde casi 3.400 m de altura, en tierras del Quindío. Ahora, hacerlo no es tarea fácil: son 1.412 m de desnivel al 6,05% de inclinación, con curvas desafiantes al 14%, la mayoría en los míticos últimos 5 km. La buena noticia es que en esta ruta la satisfacción no está únicamente en llegar: el paisaje cafetero, las palmas de cera, y la inmensidad de las montañas que trazan la carretera hacen que conquistar lo más alto del cruce de la cordillera central sea toda una experiencia ciclística. Un logro digno de celebrar con un bocadillo o una aguapanela caliente una vez estás arriba.
¿Ahora entiendes por qué Colombia es un verdadero paraíso ciclístico? Y eso que estos son tan solo algunos de los muchos altos que tenemos en el país. Nuestras montañas han forjado nuestro carácter y berraquera hasta convertirnos en “escarabajos” reconocidos en todo el mundo, capaces de resistir cualquier prueba, sin importar lo escarpada de la subida o la dificultad de la ruta. Los colombianos no nos rendimos hasta dar el último pedalazo, así que es momento de salir a montar juntos y dejar nuestro orgullo por todo lo alto.
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