Bienvenido, usted está en MARCA PAÍS
Imagen
Imagen
Para hablar del “Chucu Chucu”, como se le dice popularmente a la música tropical colombiana, es necesario remontarnos a los años 30 y 40. En ese entonces el gran compositor, músico e intérprete colombiano, Lucho Bermúdez, adaptaba ritmos tradicionales como el porro y la cumbia a melodías modernas de la época.
Una intervención conocida como “la blanquización de la música costeña”, según comenta Carlos Andrés Caballero Parra, profesor asociado en la Facultad de Artes y Humanidades del Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín y doctorando en artes de la Universidad Politécnica de Valencia en España.
Con La Orquesta de Lucho Bermúdez a finales de los años 40 empieza la tradición de ir a clubes y escenarios de alto nivel a escuchar orquestas tipo Big Band. Es decir, orquestas con alrededor de 20 músicos en escena tocando ritmos como el porro, la cumbia o el fandango en nuevos formatos. Así, socializó la música del Caribe colombiano con el interior del país, e incluso con países como Argentina, Cuba y México.
A finales de los años 50 la influencia del rock en Colombia era evidente. En esa época, se conformaron varias agrupaciones de este género músical, compuestas por adolescentes. Una de las más famosas fue Los Teen-Agers, liderada por uno de los personajes más famosos de la música tropical colombiana: Gustavo “El Loko” Quintero. Inspirados por el jazz y los nuevos ritmos norteamericanos del momento, este tipo de bandas amenizaban los clubes tocando twist y rock and roll.
Sin embargo, el público del momento estaba acostumbrado a los contagiosos ritmos que Lucho Bermúdez y su orquesta había posicionado. Por esta razón, la gente empezó a demandar música tropical, y estas nuevas agrupaciones tuvieron que adaptarse. Es así como a una banda con instrumentos como la batería, la guitarra eléctrica, el bajo y el piano, se le agrega un instrumento melódico de viento y uno de percusion latina para poder interpretar porros y cumbias.
Con este cambio, las orquestas de gran formato empiezan a desaparecer y se crean agrupaciones más pequeñas como Los Golden Boys y Los Falcons.
“Hablar de música tropical colombiana es hablar de discos fuentes”, comenta Chelito De Castro -uno de los músicos más reconocidos que acompañó a Joe Arroyo e inmortalizó el solo de piano en grandes éxitos de este género como “Rebelión”- en el documental “Cañonazo Tropical”.
Antonio Fuentes fue el pionero de la industria discográfica en Colombia. Creó Discos Fuentes en 1934 en Cartagena y en 1958 trasladó sus instalaciones a la capital industrial de esa época, Medellín. “Toño” Fuentes, como es recordado cariñosamente por quienes le conocieron, era un gran conocedor de la música colombiana. Además de ejercer como ingeniero de sonido, era grabador e incluso fotógrafo. Su gran oído, creatividad e interés por producir siempre lo mejor, llevó a la disquera a liderar la vanguardia en innovación de la industria musical. Discos Fuentes fue el primer sello en presentar el sonido estéreo en Colombia.
Con el ánimo de mantener vigente la música de su tierra, Don “Toño” Fuentes decide traer músicos de la costa Caribe colombiana para crear la agrupación más importante de folclore colombiano: Los Corraleros de Majagual. Esta fue la cuna de grandes compositores e intérpretes de la música tropical colombiana como Eliseo Herrera, Calixto Ochoa, Lisandro Meza, Alfredo Gutiérrez y Julio Ernesto Estrada, este último llegaría a la fama tiempo después con la agrupación “Fruko y sus tesos”.
Los Corraleros de Majagual fueron reconocidos por interpretar diferentes géneros de la música colombiana como el cumbión, la charanga costeña, la cumbia, el porro y la gaita. Algunos de sus éxitos más reconocidos son: “La burrita”, “Los sabanales”, “Hace un mes”, “Festival en Guararé”, y “La yerbita” entre otros.
Después del apogeo de las bandas adolescentes se da una disidencia y uno de los integrantes de la agrupación “Los Teen Agers”, Gustavo “el loko” Quintero, decide liderar una nueva agrupación. Con la intención de evitar los extranjerismos en los nombres de los grupos musicales de la época, se crea “Los Hispanos”.
Cambiando el acordeón por el bajo eléctrico e integrando nuevos instrumentos musicales como el solovox (un instrumento electrónico de teclado que a su vez complementa otros), “Los Hispanos” amenizaron grandes fiestas de la sociedad antioqueña a finales de los años 60. De esta manera, grabaron tres L.P., “De Película”, “De Locura” y “De Ataque”, que contienen grandes éxitos como “Macondo”, “La danza de la chiva” y “Pájaro”. Sin duda alguna, hits de la música tropical colombiana que aún se escuchan cada diciembre en las celebraciones familiares.
Después de algunos años con “Los Hispanos” surge una nueva disidencia y una vez más “el Loko Quintero” decide liderar otra agrupación: “Los Graduados”. Sin embargo, Codiscos, disquera que manejaba la primera agrupación, tuvo que buscar el reemplazo del vocalista. Así llegó Rodolfo Aicardi a “Los Hispanos”, quien generó un parteaguas en la historia de la música tropical colombiana.
Rodolfo Aicardi es descrito por expertos de la industria como un hombre carismático y con gran presencia en el escenario, un intérprete que al igual que “El Loko” lograba conectar con el público. “En ese momento, se inició una batalla artística, musical, sonora y estética, entre “Los Hispanos” y “Los Graduados”, disputa que aún existe”, comenta Caballero, profesor asociado del Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín.
Los éxitos más conocidos de “Los Hispanos” son: “Adonay”, “Cariñito”, “Tabaco y Ron”, “Boquita de caramelo” y “Así empezaron mamá y papá”, entre otros.
Por su lado, los grandes hits musicales de “Los Graduados” son: “Caracoles de colores”, “El aguardientosky”, “Ese muerto no lo cargo yo” y “La pelea del siglo”, entre otros.
A principios de los años 70, y con la fuerte influencia de la salsa que llegaba de Nueva York, Julio Ernesto Estrada, sale de “Los Corraleros de Majagual” y decide fundar su famosa orquesta “Fruko y sus Tesos”. La salsa, que representaba un reto complementamente diferente a nivel musical por el manejo de los tiempos, es adoptada por Fruko. Debido a su experiencia ejecutando diferentes instrumentos musicales, hoy sigue siendo recordado por innovar y mantener a la vanguardia los diferentes estilos de la música colombiana.
Junto con Álvaro Velásquez y Luis Carlos Montoya son los responsables de “arreglar” el género salsero con una de las canciones más reconocidas en el mundo de la música tropical colombiana: “El Preso”.
Más adelante, se integró a esta orquesta el reconocido Joe Arroyo, uno de los intérpretes más grandes de este género, a quien se le recuerda por éxitos como: “Rebelión”, “El caminante”, “Manyoma” y “El ausente”, entre otras.
Después de la llegada de la técnica de grabación análoga a la industria, que le otorgaba más “cuerpo” a las canciones, empezaron a aparecer los coleccionistas de discos.
Discos Fuentes ya tenía el título de ser una “fábrica de hits” de la música tropical colombiana. Por esta razón, deciden crear en 1960 el primer compilado de éxitos musicales llamado “Los 14 cañonazos bailables”, en honor a los cañones que se encuentran en las murallas de Cartagena.
La idea bajo el concepto era producir un disco variado con todos los hits de la música colombiana que tuvieron éxito durante el año. Este compilado se volvió tradición y siempre salía en diciembre. Así, “Los 14 cañonazos bailables” aseguraba que las fiestas familiares navideñas serían un éxito total porque era como “llevarse la discoteca a la casa”. Además, se implementó que en la portada siempre apareciera una mujer con ropa sugestiva, una fórmula perfecta.
Bajo el eminente éxito de este variado, otras disqueras decidieron replicar la fórmula. Sonolux crea su compilado “La fiesta del año” y Codiscos “El disco del año”.
Hoy en día, la tradición transmitida de generación en generación de comprar compilados de la música tropical colombiana en diciembre inmortalizó éxitos que se convirtieron en clásicos y que hoy no pueden faltar durante las festividades navideñas. Este año “Los 14 cañonazos bailables” llegó a su volumen No. 59, y próximamente cumplirá 60 años de hacer parte del kit navideño colombiano por excelencia junto con el pavo, la natilla y los buñuelos.
Te invitamos a que disfrutes el compilado de música tropical que hemos creado para ti en Spotify con #LoMejorDeColombia.