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Conoce todo lo que hay detrás del Carnaval de Barranquilla, la fiesta folclórica y cultural más importante de Colombia, y uno de los carnavales más grandes del mundo. #venyvívelocomoes
El Carnaval de Barranquilla es una fiesta tradicional colombiana llena de magia, música, color y mucha alegría. Sus actores y gestores piensan las fiestas durante todo el año, para luego vivirlas y gozarlas con propios y visitantes durante los cuatro días oficiales en medio de danzas, cumbias, porros, fandangos y disfraces. En el marco de este, la ciudad es adornada con carrozas, personas vestidas en los más curiosos trajes, seres mitológicos, disfraces satíricos y bailarines tradicionales que se expresan al ritmo de la cumbia, el mapalé, el porro y demás danzas emblemáticas de la música colombiana . El carnaval de Barranquilla, cuya primera versión se dio por el año 1881influenciada por españoles y portugueses, es más que una fiesta colombiana o un motivo de celebración, pues implica el fortalecimiento de la identidad local y de los distintos lazos sociales que durante años se han creado a través del baile y la música; usando técnicas colectivas que perduran en la cultura colombiana y la transforman.
El primer día es una explosión de emociones, la gente en la ciudad cambia su manera de andar para danzar al ritmo de la música folclórica y popular. Y es que la fiesta arranca con la Batalla de las Flores, el Desfile del Rey Momo y el concierto oficial del Carnaval. Le siguen dos días de desfiles con la Gran Parada de Tradición y la Gran Parada de Comparsas. En la noche, los asistentes podrán disfrutar el Festival de Orquestas y sus agrupaciones de gran calidad a nivel nacional e internacional. En el Carnaval la noche y el día lo marcan los repiques de tambores y el sonido de la flauta de millo; que se sacude en diversos ritmos en cada esquina de la ciudad.
El cuarto día, que marca el cierre de las fiestas, aparece Joselito Carnaval; el personaje que simboliza el goce e inicio y finalización de las fiestas. Tras él van todas sus viudas, deudos y todos los que, entre lamentos y risas, despiden esta fiesta.
Este carnaval se convirtió en el primero del país en obtener la distinción de la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, un reconocimiento que lo ratifica desde hace 20 años como un referente cultural de Colombia para el mundo. Sus manifestaciones se transmiten de generación en generación como garantía de su sostenibilidad. En ellas se refleja lo que somos como nación: la mezcla perfecta entre las culturas española, indígena y africana. El Carnaval de Barranquilla es un espacio en el que se celebra la diferencia y se expresan sin límites la diversidad en cada máscara, disfraz, danza y baile. Las notas alegres de una cumbiamba o música de banda hacen sentir que la ciudad el mundo entero se une para disfrutar de las riquezas que los antepasados dejaron como legado cultural e histórico en Colombia. Todo eso se expresa en las cadenciosas caderas de una cumbiambera mientras su parejo la conquista con gracia y espontaneidad al bailar, en los increíbles movimientos del Son de negro, en los versos y parafernalia de los Congos, en la sátira y burla de disfraces y letanías, en la lucha entre la vida y la muerte representada con la Danza del Garabato. Pero más allá de los 4 días de fiestas y jolgorio y la temporada que antecede las fiestas conocida como pre Carnaval, esta manifestación tiene arraigo en la vida de la gente. Este es un escenario abierto que permite a cualquier colombiano o extranjero vivir con intensidad la mezcla única de tradición y diversidad que la Puerta de Oro de Colombia ofrece. Como dice el refrán que acompaña esta fiesta, ¡quien lo vive es quien lo goza!
Como todo gran evento periódico, el Carnaval de Barranquilla congrega a algunos invitados recurrentes. Hablamos de esos que no temen a nada, que se toman la fiesta por su propia mano para que esta perdure en el recuerdo de todos sus asistentes. La idea tras estos personajes viene de personas del común, gente que ha vivido el carnaval durante toda su vida y han querido llenarlo de aún más color y diversidad. Algunos, incluso, han hecho del personaje un motivo de vida y una inspiración comunal. Si bien son muchísimos los personajes que han marcado la historia de esta fiesta, queremos contarte al menos de cinco cuya historia y puesta en escena resulta fascinante.
No es que el célebre personaje de Bram Stoker haya venido un día de paseo a Barranquilla; ni tampoco contamos con la visita de Bela Lugosi, Jack Palance, Langela, Gary Oldman o Christopher Lee. Ahora bien, sí hubo un muchacho fascinado con el personaje literario: Benjamín García. De niño, Benjamín fue un aficionado tremendo a las películas del vampiro; sobre todo las estelarizadas por Lee. Lentamente, su afición hizo que el sueño de ser el conde de Transilvania se materializase; al menos por los días del carnaval. La idea de Benjamín era sencilla: traer al conde a que se paseara entre las comparsas de las fiestas de Barranquilla. ¿Cómo hacerlo? No había nadie más preparado que él para representarlo. Por eso, vestido con una capa de casera manufactura; además de unos colmillos hechos de yuca, un día salió de fiesta. Su éxito fue tal que, durante 33 años consecutivos, La Arenosa conoció a su propio Drácula. Tras varios percances de salud y problemas psiquiátricos —García empezó a creer que él era en realidad el célebre vampiro—, un día el disfraz quedó resguardado en el armario para nunca más ser usado. Fue tal el impacto de esta historia que Ernesto McCausland dirigió una película basada en el suceso: El último carnaval. Protagonizada por Jorge Cao y Jennifer Steffens, la película regó la historia de Benjamín por todo el mundo.
Si hay alguien en Barranquilla que no se pierde una fiesta sin darla toda es Joselito Carnaval. De acuerdo con el mito, este personaje viene de un suceso que fue el corrillo de toda la Barranquilla de comienzos del siglo XX: el cochero Nicolás Ariza se tomó tan en serio el carnaval que, tras tanta parranda, se desvaneció en las calle. Creyéndolo muerto, la gente decidió realizarle un cortejo fúnebre en su honor. La historia quedó en la memoria de todo el pueblo barranquillero, hasta que algún intrépido creó el personaje símbolo del cierre de las fiestas. Bajo el cántico de le “Ay, José, te fuiste para siempre. No te vayas, José, no te vayas, Joselito Carnaval”, Barranquilla y sus miles de viudas claman —y reclaman, porque Joselito se fue sin pagar las facturas y su irresponsabilidad arrasó con media ciudad— por la fiesta que se ha ido y las alegrías que vendrán.
Un día de 1954, don Ismael Escorcia Medina, un pintor y artista de Calamar, quiso crear un personaje que dejara huella en el Carnaval de Barranquilla. Para eso, echó mano de uno de los sucesos que marcaron su historia y la de nuestro país: “El Bogotazo” y lo que sucedió tras el fallecimiento de Jorge Eliecer Gaitán. De ahí este personaje, un hombre que camina “descabezado” por las calles de la ciudad con el fin de construir memoria y, por qué no, causar revuelo entre los asistentes.
Esta figura representa el espíritu burlón y satírico de todo carnaval. Este rey-bufón rememora que nada es demasiado importante en esta vida, que, ante incluso la peor desgracia, es posible reír. Inspirado en la deidad griega del mismo nombre, la figura nos viene de nuestra hispánica y europea. En el caso del Carnaval de Barranquilla, esta figura es la “mano derecha” de la reina, su acompañante eterno y risueño. Debido a su importancia simbólica, El Rey Momo suele ser un hombre que ha contribuido al folclor y la cultura atlanticense. En últimas, ¡un orgullo para la fiesta!
Este disfraz viene de las fiestas de Cartagena y su herencia colonial. Si se fijan bien, la capucha que adorna esta vestimenta rememora la indumentaria de los verdugos de la inquisición. Tras su llegada a La Arenosa gozó de cierto recelo; pues no faltaba el que, aprovechando el enorme capuchón, aprovechaba para colarse en alguna fiesta o hacer alguna broma pesada. Por ello, durante algunos años el traje fue guardado en el armario del recuerdo. Eso sí, de un tiempo para acá ha vuelto con toda su magia.
Este es uno de esos personajes entrañables del carnaval y todo lo que rodea a estas festividades. Sobre todo, en lo que atañe a la posibilidad de reírse de uno mismo y satirizar la vida comunal. La Marimonda es ese personaje que se burla de los convencionalismos y del atavío de la clase alta de la Barranquilla de mediados del siglo XX. Uno de esos imperdibles que, año tras año, llenan de colorido las calles de la ciudad.
Este es uno de esos trajes que nos recuerda que, como buen puerto, Barranquilla está directamente conectada con el mundo entero y su red de negocios. La Negrita Puloy viene de un viejo comercial sesentero: en él una mujer posaba con aire jovial, ataviada del famoso vestido, para una marca de detergentes venezolana. Para 1983, Carlos Franco, un reconocido coreógrafo de la ciudad, quiso rememorar esta figura a través de una comparsa, “Las Negritas Puloy y Las Zipotes Marimondas”. En la actualidad, esta mujer de porte risueño y rulos negros invita a todos los asistentes a sonreír sin par.
Uno de los platos típicos de Barranquilla es el arroz de lisa. La lisa es un pez de río, la cual es la base de este plato. Se sirve en hoja de bijao con cebollín criollo finamente picado, ensalada de aguacate, bollo de yuca y guarapo de panela. Por supuesto, ir a la costa colombiana implica disfrutar de una variedad de pescados, mariscos y frituras, como la arepa de huevo, la carimañola y el patacón.
El centro está cerca del Río Magdalena, ubicado en los barrios San Roque, El Rosario y Abajo. En sus calles podrás admirar una combinación de arte conservado a la perfección. Entre los diversos estilos arquitectónicos que se dejan ver en las calles y construcciones del lugar, se encuentran el barroco, el gótico, el neoclásico, el republicano, el colonial, entre otros. La iglesia rosada de Barranquilla es uno de esos monumentos arquitectónicos que difícilmente se olvidan. Más allá de esta, en el centro de la ciudad encontrarás más de una iglesia con distintivos particulares que te impresionarán. En el centro prestan distintos tours, y te recomendamos que no te vayas sin asistir al Museo del Carnaval de Barranquilla. Este lugar contribuye al fortalecimiento de Barrio Abajo. Su propósito es el de visibilizar los procesos culturales y de emprendimiento vinculados a la danza, la música, la oferta gastronómica, el turismo cultural y las artesanías. En últimas, un destino para todos los amantes de la historia y las artes.
Si luego de ir al centro quedaste con ganas de más, fresco: el malecón es tu destino. Allí podrás disfrutar del Caimán del Río, una experiencia gastronómica única junto al río Magdalena; además de visitar la Ventana de Campeones, el monumento que honra los triunfos del Junior de Barranquilla, principal equipo de fútbol de la ciudad. Otro lugar imperdible es la Ventana al mundo, otro símbolo de los triunfos deportivos que Barranquilla ha cosechado en su historia. Aunque mucho más podríamos hablar del Carnaval de Barranquilla, creemos ciegamente en su eslogan, ¡quien lo vive es quien lo goza! Por eso, tan sólo queremos antojarte para que no te pierdas una de las fiestas más memorables de nuestro país. Ya sabes: alista maletas. ¡Barranquilla te espera! También te puede interesar El Carnaval de Barranquilla y otros planes para disfrutar en La Arenosa Vive el Carnaval de Barranquilla con la Negrita Puloy Recordemos algunas reinas del Carnaval de Barranquilla Nueve razones para disfrutar de la calidez de Barranquilla