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En Colombia hicimos del arte manual y del trabajo de los metales preciosos un arte. Y es que, gracias a la dedicación de nuestros ancestros indígenas y artesanos, aquí representamos miles de historias en esculturas y joyas de todo tipo.
Con más de dos mil años de desarrollo, la orfebrería de Colombia es uno de los patrimonios inmateriales más importantes del país. Mezcla del legado indígena y la influencia recibida en la época de la colonia, la tradición orfebre colombiana se destaca en técnicas como el martillado, la fundición a la cera perdida— una técnica autóctona que partía de moldes hechos partir de cera de abeja— y la filigrana. Esta herencia multicultural, sumada a la dedicación y esfuerzo de nuestros maestros orfebres, nos ha llevado a ser reconocidos a nivel mundial por la calidad y excelencia de nuestras piezas.
Los indígenas que habitaban el territorio colombiano se destacaron por su tradición orfebre desde mucho antes de la colonización. El acceso a recursos como el oro y el cobre impulsó el desarrollo de esta actividad, en la cual también tomaron un rol esencial las creencias, los símbolos y las figuras sagradas de cada tribu. De la tradición orfebre colombiana se destaca la etnia quimbaya, que se dedicó a la producción de adornos, herramientas, figuras femeninas y totumas entre otras piezas que destacaban el prestigio de los jefes de cada grupo indígena y homenajeaban la fertilidad y la vida. Asimismo, los muiscas se destacaron por ser unos orfebres innatos; una muestra de ello es la Balsa Muisca que, según varios investigadores, podría ser una representación de la leyenda de El Dorado. Pero, ¿de dónde viene este mito sobre que llevó a los colonos a emprender una búsqueda incansable por todo el continente? La respuesta no es tan clara, aunque parece ser que se debe al asombro que ocasionó las inmensas cantidades de oro y su increíble trabajo por parte de los indígenas latinoamericanos. Para los colonos españoles, la experticia de nuestros artesanos y la gran cantidad de piezas y motivos en oro generó miles de relatos que tejieron toda una mitología sobre la riqueza de nuestra tierra y nuestra cercanía con el codiciado mineral. Y es que no hubo solo un Dorado; sino, más bien, varias ciudades que se creían erigidas en cercanía a ríos y minas repletas de esta piedra que servirían a un único fin: la creación de un mundo bañado por el oro, de ciudades teñidas del color del sol. En Colombia, particularmente, tal como sugieren Clemencia Plazas y Ana María Falchetti, este mito encontró eco gracias al increíble talento orfebre de los muiscas y su ritual ceremonial celebrado en la Laguna del Cacique Guatavita. Maravillado, el sacerdote y explorador español Juan de Castellanos dejó constancia de la hermosa barcaza y del majestuoso trabajo del oro por parte de los muiscas: "Dijo de cierto Rey, que sin vestido, en balsas iba por una piscina A hacer oblación según él vido, Ungido todo bien de trementina, y encima cantidad de oro molido. Como rayo de sol resplandeciente Allí para hacer ofrecimientos De joyas de oro y esmeraldas finas Con otras piezas de sus ornamentos Los soldados alegres y contentos Entonces le pusieron El Dorado". (Juan de Castellanos, citado por Plazas y Falchetti). Además de los muiscas, otros grupos indígenas importantes por su labor orfebre fueron los taironas, los sinú y los tumacos, también llamados tolitas en Ecuador. Además de ellos, otros pueblos que sobresalieron en este arte fueron los calima, del Valle del Cauca; los nasa, ubicados entre Cauca y el Huila; y los nativos de San Agustín, Tolima y Nariño. De los primeros, quedaron múltiples colgantes y esculturas hechas en oro que dan cuenta de su talento manual. De hecho, más allá de algunos imponentes pectorales y narigueras, fueron elaboradas hermosas esculturas en “tumbaga”, una aleación de cobre —aunque a veces también podía usarse plata— y oro, patrimonio de varios de los pueblos indígenas de nuestro país. En cuanto al pueblo sinú, maravilla ver la destreza de sus artesanos cuando de las joyas y artefactos dispuestos en sus tumbas. Y es que aquello que los colonos llamaron “oro de tumbas”; es decir, las esculturas y piezas diseñadas que, a modo de despedida, eran colocadas en las tumbas de los difuntos de este pueblo indígena, son espectaculares. Basta ver el increíble trabajo que estas tienen para darse cuenta del aprecio y respeto empleado en dar un “último adiós” a aquellos que eran parte de la comunidad.
En épocas de la colonia, la dedicación y la tradición orfebre de nuestros indígenas se mezcló con la herencia española y árabe en Santa Cruz de Mompox. Hoy en día, este pueblo declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, es considerado el lugar donde se elabora la mejor orfebrería de Colombia: la filigrana. La técnica de la filigrana requiere de paciencia, destreza y dedicación, pues consta de entrelazar delgados hilos de oro o plata hasta formar un tejido. El trabajo de los orfebres de Mompox es tan impecable que las piezas son consideradas una obra de arte. Aunque cada orfebre tiene un estilo propio, es común ver plasmados elementos de la naturaleza y figuras geométricas. La orfebrería de Mompox es tan famosa, que en Semana Santa muchos turistas visitan esta zona del país para apreciar la decoración de filigrana de las figuras que hacen parte de las procesiones.
Por la magnitud de la herencia orfebre en Colombia, el Banco de la República decidió organizar y exhibir varias de las piezas precolombinas que hacen parte de este legado. Fue así como en 1939 nació el Museo del Oro, el cual en la actualidad alberga la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo. Si deseas conocer el legado de nuestros pueblos indígenas recuerda que, además del Museo del Oro, en Bogotá, está el dedicado al arte sinú, en Cartagena; el dedicado a la orfebrería calima, en Cali; aquel que deja ver el increíble legado quimbaya, en Armenia; el Museo del Oro de Nariño, que deja ver la herencia del pueblo tumaco, ubicado en Pasto; el tairona, en Santa Marta; además del Museo Etnográfico de Leticia. ¡Conoce más sobre nuestra herencia orfebre y no dejes de compartir lo mejor de Colombia!
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