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Con la muerte de Fernando González Pacheco se va quien fuera, sin duda alguna, el personaje más popular y querido de la televisión colombiana. Desde Marca País le brindamos este merecido homenaje.
Lo de la televisión fue una casualidad. Se dio, como sucede a veces, por el simple hecho de estar en el momento preciso a la hora indicada: un día, cuando “la caja mágica” apenas comenzaba a despegar en Colombia, el empresario Alberto Peñaranda lo vio tocando la guitarra y contando chistes, y de inmediato le propuso que se le midiera a estar frente a las cámaras.
Fernando González Pacheco, quien por entonces trabajaba en la Flota Mercante Grancolombiana, aceptó el reto sin sospechar que ese sería el inicio de la larga carrera que lo llevaría a instalarse en el corazón de los colombianos. Desde su debut en 1957 (entonces recordaría que, luego de salir al aire, la gente llamó molesta a la productora porque el presentador les parecía muy feo), Pacheco presentó varios de los programas concurso más populares de la televisión nacional: Animalandia, Siga la pista, El programa del millón, Compre la orquesta, Los tres a las seis y Quiere cacao.
Con su carisma y espontaneidad supo ganarse de inmediato el afecto de todo un país. Ya son legendarias sus locuras: como esa vez que se lanzó en paracaídas, o esa otra cuando saltó al ruedo a torear, o aquella en que se metió a una jaula llena de leones. Si por algo se destacó el inolvidable Pacheco fue por su forma de ser sencilla, descomplicada y alegre. No en vano el país entero lo recuerda hoy como el personaje más querido y emblemático de la televisión colombiana.
Al final, pese a que no era colombiano de origen (llegó al país a los cuatro años huyendo junto a su familia de la Guerra Civil Española), es difícil encontrar un personaje que nos represente tanto como Pacheco. Su recuerdo quedará grabado en el corazón de un país que lo verá siempre como lo que fue: un grande de la pantalla chica.