Bienvenido, usted está en MARCA PAÍS
Imagen
Imagen
Eje o área de promoción
Conoce las historias de Juan Carlos Lagos y Andrés Felipe Arroyo, integrantes de la Filarmónica Joven de Colombia.
Foto: Filarmónica Joven de Colombia
Con maletas cargadas de sueños por cumplir, expectativas, algo de ansiedad y, antetodo, orgullo por un trabajo bien hecho, más de 100 músicos colombianos de la Filarmónica Joven de Colombia (FJC) se preparan para una de las experiencias más importantes de sus vidas: compartir escenario con la icónica Orquesta Sinfónica de Houston, una de las más antiguas de Estados Unidos. (También puedes leer: Houston, tenemos una orquesta: así suena la Filarmónica Joven de Colombia) Para Juan Carlos Lagos y Andrés Felipe Arroyo, integrantes de la FJC, las presentaciones en Houston son un sueño hecho realidad, fruto de un trabajo que comenzó en sus primeros años de vida en las calles de Imués, en Nariño, y Sincelejo, capital de Sucre. Estas son sus historias.
Foto: Filarmónica Joven de Colombia
Oculto entre bocanadas de neblina, al borde de las montañas nariñenses y a una hora de Pasto, se encuentra Imués, municipio llamado así en honor a su fundador, el Cacique Carlos Quiscualtud Imués, y hogar durante 18 años de Juan Carlos Lagos, clarinetista de la Filarmónica Joven de Colombia. Su amor por la música nació a los 10 años, cuando una especie de Melquiades macondiano llegó al pueblo con 11 instrumentos de viento. Con la curiosidad propia de un niño, Juan Carlos se acercó a esos objetos que nunca antes había visto y en el instante en que escuchó el sonido del clarinete quedó asombrado. Fue amor a primera vista. Con los años, lo que inició como un pasatiempo se convirtió en un proyecto de vida y luego de graduarse como bachiller, el joven dejó atrás las calles por las que alguna vez caminaron los Quillacingas y empacó su maleta rumbo a Popayán, capital del departamento del Cauca. “Quería irme más lejos pero llegué allá por la escuela de música. Fue un cambio difícil porque no tenía las mismas comodidades y fue un reto estar solo, pero me ayudó mucho como músico”. En 2010, y ya como integrante de la Escuela de Clarinete de Popayán, Juan Carlos se enteró de las audiciones para ser parte de la FJC y envió su video, sabiendo que sería la oportunidad de su vida. Sin embargo, la Filarmónica le dijo que no. Pese a la negativa su sueño seguía vivo, y fue por eso que decidió crear junto a un grupo de estudiantes de la Universidad del Cauca el cuarteto de clarinetes ClarINES. Su arduo trabajo con la agrupación y las innumerables horas de estudio con su profesor de clarinete dieron frutos cuando, un año después, vio su nombre en la lista de músicos de la Filarmónica Joven de Colombia. Su sueño se había hecho realidad. (También puedes leer: 5 músicos colombianos dedicados a la música clásica que probablemente no conocías)
Foto: Filarmónica Joven de Colombia
Desde que tiene uso de razón, Andrés Felipe Arroyo ha estado rodeado de música. El sonido de las cuerdas de la guitarra de su hermano acompañó sus primeros años de vida y deseoso de seguir los pasos de su héroe de infancia, comenzó a tocar desde muy corta edad este instrumento. Sus padres, al ver su interés por la música, lo llevaron al Sistema de Preorquestas de la Fundación Batuta, donde uno de sus profesores le presentó al contrabajo. Andrés quedó maravillado por su sonoridad y majestuosidad y cambió su guitarra por el que, a la fecha, es uno de los grandes amores de su vida. En 2011, a sus 16 años y con la mente puesta en convertirse en el mejor músico posible, Andrés Felipe tomó la dura decisión de trasladarse de su natal Sincelejo a Medellín, capital de Antioquia y una de las ciudades más grandes de Colombia. (También puedes leer: ¡Descubre Medellín! 4 rutas turísticas para todos los gustos) “Mi meta era conseguir todo lo que pudiera en Medellín”, y así fue. En 2012, recién llegado a la capital paisa, Andrés Felipe entró al preparatorio de la Universidad de Antioquia. Allí conoció al búlgaro Ilko Rusev, quien desde un principio vio en Andrés un músico con un gran potencial y le enseñó a soñar en grande. “En Sincelejo era un sueño casi imposible entrar a la Filarmónica Joven de Colombia, se veía como un reto bastante grande”, pero ahora que contaba con el apoyo de Rusev, Andrés se puso como objetivo entrar a la orquesta. Su meta se hizo realidad en 2013 y desde entonces ha tocado en algunos de los escenarios más importantes del mundo. Como Juan Carlos y Andrés Felipe existen otras 98 historias más de jóvenes colombianos que con su talento, empuje, constancia, pasión y amor a la música se preparan para tocar en el Jones Hall Stage de Houston, donde tendrán la oportunidad de compartir el escenario con algunos de los músicos más importantes del mundo.