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Así es Colombia, el país de la belleza

Si estás leyendo esto, seguro has estado acá o quisieras estarlo.

Si estás leyendo esto, seguro has estado acá o quisieras estarlo. Tal vez hayas crecido aquí, en el país que no necesita filtros, ni encuadres especiales que resalten lo que es ese mismo que te deslumbraba y sigue fascinando a diario. Sabemos que, tras muchos viajes, tras compartir con amigos de otros países, mientras vas de camino a casa y observas las montañas que rodean la ciudad, o te llenas de calma junto al mar que acaricia la arena, has visto hacia atrás: has hecho de cuenta que la vida es esa película increíble que rebobinas una y otra vez para que ningún cuadro quede en el olvido. 

Has pensado que la tierra y la gente que te rodean son únicos e irrepetibles, que ellos, al igual que tú, hicieron del pedacito de suelo que tienen bajo sus pies un paraíso como ninguno. 

Y si no has crecido aquí, puede que hayas viajado o quieras viajar a Colombia, el país del que todo el mundo habla ese en el que la música y sus miles de ritmos acompañan el canto de las aves, aquel en el que la cultura y la historia se funden en cada cosa que hacemos. Porque acá nos encontrarás en cada plato que con amor realizamos y ni qué decir de nuestras artesanías, que plasman el sentir de nuestro pasado y la forma como admiramos la vida en el presente, pensando en el futuro. 

Así como tejimos caminos y labramos surcos de caña flecha, hicimos mariposas y otras figuras en hilos de plata y oro desarrollando la filigrana en uno de los pueblos más mágicos de todo el país: Mompox. Estas formas de expresión artística nos recuerdan los monolitos y la orfebrería creada por culturas antiguas e inmortalizadas por sus habilidades como lo fueron San Agustín y los muiscas.

 Arqueología en parque San Agustín, Hulia Colombia.  

Foto cortesía de Shutterstock.

En cada palabra nos reencontramos con lo que hemos sido. Si en algunos lados te saludan con un “¡quiubo, pues!”, en otros lo harán con un “¡ole, mano!” o puede que con un “ajaa” o un “¿ma’wçxaga?” dos palabras únicas de esta tierra. La primera es un “hola” que nos viene del alma, desde antes de que todo el mundo nos conociera como Colombia, desde la montaña sagrada wayúu que es la Sierra Nevada de Santa Marta. La segunda viene del pueblo nasa y su hogar en el Macizo Colombiano y, como no podía ser distinto, nos recuerda una ancestralidad infinita. Acá un sencillo “¿cómo estás?” abarca épocas y sensibilidades únicas, tantas como pueblos y culturas han hecho de Colombia su casa. 

Indígenas Wayuu.  

Foto cortesía de LaGuajiraHoy.com

Esta es la belleza con la que nos encontramos: la de los ríos cuyas aguas semejan arcoíris y que, a diario, cuidamos y preservamos como el patrimonio del mundo que son la de selvas y páramos inmensos que hacen respirar al mundo y que, con amor, protegemos entre todos. Esta es la belleza que reconocemos todos: los nacidos acá y los que un día se enamoraron de Colombia, el país de la belleza. 

De esto queremos hablarte: de la belleza que no necesita filtros, ni retoques, ni se admira igual en la pantalla de un celular, pues hay que vivirla para disfrutarla en todo su esplendor. Te hablamos de la belleza de aquellos destinos hermosos, repletos de historia, que ahora puedes recorrer, de los currulaos y las marimbas que retumban en el Pacífico, de las historias que arrastra un vallenato bien cantado y un acordeón desenfrenado.     

Ballena jorobada Nuquí, Pacífico Colombiano.  

Foto cortesía Shutterstock.
 

Esta es nuestra belleza: una que va más allá de lo que puedes encontrar en Tik Tok o en el contenido “instagrameable” que ves. Una belleza que a diario nos recuerda por qué somos como somos. La que le habla al alma del colombiano y saluda en casi setenta lenguas a todos los extranjeros que, una vez en nuestro país, ya sentimos como hermanos.

Una belleza que se transforma y cambia todos los días

El talento de nuestra gente es el que impulsa el desarrollo del todo el país. Porque, sin importar el reto que nos pongan, nos le medimos con ese “gen de berraquera” con que contamos. Nuestra belleza se transforma todos los días porque nos tomamos en serio el hecho de ser colombianos y movemos los grandes cambios. Esta es nuestra invitación, ven y nunca te vayas, sé testigo de qué significa vivir en el país de la belleza.

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