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El hambre en diferentes regiones del mundo podría desaparecer gracias a la creación en Colombia de fríjoles que germinan a altas temperaturas.
En el Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), que funciona en Colombia desde 1967, las investigaciones han llegado a un descubrimiento que pretende cambiar la vida de millones de personas en todo el mundo: fríjoles resistentes a altas temperaturas.
Steve Beebe es el líder del proyecto que ya ha alcanzado impacto en el mundo científico. Este estadounidense llegó al país hace 30 años como estudiante de doctorado, se casó con una colombiana y ha trabajado desde entonces por el desarrollo agrícola del mundo. El científico habló con Marca Colombia sobre los beneficios del proyecto, el Ciat y su experiencia en el país.
¿En qué consiste el proyecto?
Dentro del trabajo del Ciat hay una línea de cultivos y allí se encuentra el fríjol, que ha sido muy importante desde hace más de 40 años. Después de varios análisis sobre el cambio climático vimos que era urgente atender la necesidad de abrir los ojos hacia los cultivos que se veían afectados a altas temperaturas. El proyecto viene de hace 15 años y lo que hicimos fue someter diferentes materiales, de cruces entre varias especies, a altas temperaturas (en dos ambientes: Costa Caribe y Armero, Tolima). Los resultados fueron buenos y eso solucionaría diferentes problemas en el mundo.
¿Cómo cuáles?
El panorama que tenemos es que para el 2050 el área que se utiliza para estos cultivos va a quedar reducida a la mitad por el calentamiento global. En Colombia, por ejemplo, se cultiva en zonas muy templadas pero el experimento se pudo llevar a cabo en la Costa Caribe y en Armero, Tolima, que son más calientes y no sería posible producir fríjoles normales. Se abre más la posibilidad a otras zonas.
¿Cuál es la importancia de una investigación así frente al cambio climático?
Lo primero que debemos hacer es proteger el área de cultivo actual pero ahora, con los niveles de tolerancia que tenemos, de tres grados superior a la normal, es posible extender el cultivo en países como Colombia o en Centro América y África.
¿Cuál es el resultado de la resistencia de los fríjoles a esas temperaturas?
Una parte esencial es la polinización: es un proceso sensible a altas temperaturas que ocurre en la noche y ahora se puede en lugares en donde la temperatura a esas horas no lo permitía. También está el llenado del grano, lo que los hace crecer, que es igual de sensible aunque es un tema poco conocido.
¿Cómo cambia la vida de los pequeños productores con este descubrimiento?
El primer impacto es de autoconsumo: pueden mantener a sus familias en zonas donde antes no se podía ni siquiera pensar en cultivar el alimento. Se debe tener en cuenta que el fríjol siempre ha sido tradicional en Centro América, África Oriental y en Colombia en regiones como Antioquia y ahora los lugares pueden ser más. En zonas con aumento de población urbana habría más ventas y se puede generar comercio: por ejemplo, en África hay movimientos comerciales grandes de fríjol.
Uno de los pilares del Ciat es mejorar la salud y la nutrición humanas, ¿cómo pueden estos fríjoles contribuir en este aspecto?
El fríjol es fuente de minerales como el hierro y el zinc. Nuestro trabajo busca aumentar, a través del mejoramiento convencional, de 55 a 90 o 100 unidades de hierro por millón: un 80% más.
¿Y cómo es el mejoramiento convencional?
Es bueno aclarar que el producto final no es un transgénico. Lo que hacemos es variación genética de manera natural y eso ha producido los diferentes tipos de fríjoles que resisten al calor.
¿Cuál es el papel de Colombia en este experimento?
La parte técnica se podría llevar en cualquier parte del mundo pero la gran ventaja que tienen en Colombia es la calidad del personal: es un pueblo muy trabajador y dedicado con profesionales de gran compromiso. Un colega mío en Estados Unidos siempre me dice que sus estudiantes colombianos son como ningún otro: proponen las soluciones y no llegan solo con el problema. El colombiano es inquieto para estudiar, trabajar duro y luchar por superarse. Esa ha sido la fuerza de Ciat: tener profesionales de alta calidad e iniciativa. ¡Debe ser un orgullo tener un país tan querido por todos!
Con familia local y una investigación que contribuirá a la reducción de hambre a nivel mundial, el científico Steve Beebe encontró que, en ciencia, la Respuesta es Colombia.
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