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El encuentro de melómanos es uno de los eventos más concurridos de la Feria. Lo invitamos a conocer algunos de los personajes que viven y sienten la música con la misma pasión con que coleccionan sus discos más preciados.
Casi todos los días Orlando Montenegro llega a “La oficina” para hablar de música. El lugar es una pequeña cafetería ubicada en el centro de Cali, donde suelen reunirse los organizadores del encuentro de melómanos que todos los años se realiza en la Feria. Allí, sentados alrededor de una mesa, hablan emocionados del último disco que encontraron, de la versión de una canción que no habían escuchado, o de esa que acaba de sonar en los parlantes que están fijos en las paredes blancas.
Orlando es un hombre que ha dedicado gran parte de su vida a la música. Barranquillero, administrador de empresas, llegó a Cali a finales de los años setenta cuando tenía 28 años. La vena musical le viene de familia: su abuelo, Pedro Antonio Rolón Comas, fue profesor de trompeta de Pacho Galán y fundó una banda, La Libertad, en la que el legendario compositor de “Cosita linda” comenzó cuando tenía 14 años. Su padre, también melómano, solía pedirle a Orlando que le pusiera sus discos favoritos en una vieja rocola que tenía en casa.
Por eso comenzó a escribir de música en Caliscopio, una gaceta que venía con el diario Occidente. Con los años el periódico cambió su esencia y Orlando dejó su columna; al jubilarse de su trabajo, supo que había llegado la hora de dar el salto. Fue entonces cuando, con la ayuda de un amigo, se embarcó en un proyecto que hoy completa más de diez años y 62 números: la revista Melómanos.
Melómanos es toda una institución en Cali. Cada tres meses Orlando la escribe, la diseña, la imprime con dinero de su propio bolsillo y luego la distribuye. Incluso manda algunas copias a Europa para que allá la vendan. Después, como ya es costumbre, se reúne en “La oficina” para hablar de música: allí están William Salas Múñoz, quien tiene más de 14.000 discos de todo tipo de música y que adorna las paredes de su casa con Long Plays; Juan Gómez Paz, quien conduce, además, un programa con Orlando en la emisora de Univalle, y personajes como Pablo del Valle, Isidoro Corkidi Yaffe, Harvey Palma y Antonio Salcedo.
Pero si en algo coinciden todos es que a la hora de hablar de salsa hay que mencionar a Gary Domínguez. Gary es la cabeza más visible del encuentro de melómanos y el hombre que hizo posible que se diera por primera vez en 1991. Dueño de la ya mítica Taberna Latina –un lugar especializado en salsa que nació en 1983– Gary es, además de melómano, una verdadera enciclopedia de la salsa: no solo ha escrito varios libros (entre ellos El cuaderno de la salsa), sino que es también un respetado discjokey y coleccionista.
Al final, sin embargo, todos afirman que el título de “coleccionistas” les queda grande y que lo que ellos en realidad hacen es guardar discos viejos. Pero si algo se siente en el ambiente, en la forma como hablan y en lo que hacen, es que aman la música y llevan la salsa en las venas. Como dice Orlando: “Yo a donde haya competencia no voy, hermano. La música es para hacer amigos”. Y eso es precisamente lo que hacen cada año en el encuentro de melómanos.