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El presidente de Raddar –un grupo empresarial que dedica sus esfuerzos a la comprensión del mercado, del consumidor y de los ciudadanos– es un convencido de que Colombia va por buen camino, y tiene argumentos para demostrarlo.
En esta entrevista, Camilo Herrera nos demuestra por qué, cuando hablamos de emprendimiento, empuje y desarrollo, la Respuesta es Colombia.
¿Por qué creer en Colombia?
Los colombianos creemos en Colombia porque la amamos, pero no vemos las grandes evidencias de lo que esta pasando. En los últimos 20 años Colombia se transformó: sacó a más de 2 millones de personas de la pobreza, logró cobertura en salud para 26 millones más de colombianos y en educación para más de 25 millones. Somos una economía fuerte, con políticas económicas serias, con apoyo al sector privado y con un fuerte sentido de la inversión social. Si me tocara reducirlo a una frase pensaría que somos el único país del mundo con un conflicto interno profundo que crece su economía al 4%, mejora día a día las condiciones socioeconómicas de su población y tiene un sector privado pujante.
¿Qué nos hace un país respuesta?
Nuestra capacidad de adaptación. Un buen ejemplo en el ámbito económico fueron los problemas de comercio exterior con Ecuador y Venezuela, que llevaron a la industria a reaccionar hacia nuevos mercados ante el cierre de sus plazas naturales. En el mismo sentido, catástrofes como el terremoto de Armenia o la bomba en el Club El Nogal, no nos desolaron ni nos dejaron sin acciones, sino que nos llevaron más allá a hacer un salto en desarrollo.
¿Qué hechos concretos demuestran que Colombia es la Respuesta?
Se podrían decir muchos de lugar común, pero creo que la evidencia más correcta es que el país ha reducido su pobreza y aumentado el ingreso real de las personas mientras las empresas locales y extranjeras mantienen márgenes financieros por encima del promedio mundial. Esto deja ver que la rentabilidad no riñe con el desarrollo social, y encaja perfectamente con los estándares requeridos en el mundo entero para hacer inversión de largo plazo.
¿Cómo lograr que los colombianos cambien la mentalidad y empiecen a hablar sobre las cosas buenas del país?
Tenemos que hacer que las sientan en su cotidianidad. Los cambios del país son lentos y sin duda no hemos solucionado todos los problemas. Un buen ejercicio es preguntarse sobre el pasado y el presente dejando ver el contraste; por ejemplo, ¿cuántos salarios mínimos costaba comprar un carro en 1998 y cuantos hoy? Cuando se evidencia que pasamos de 124 a 41, los cambios se ven y se valora la transformación que hemos tenido.
¿Qué es lo mejor de Colombia y por qué?
Con temor a sonar cliché: su gente. Los colombianos somos una sociedad de resiliencia proactiva. Hemos visto tantas cosas en nuestras vidas que podrían desmotivar a muchos y nosotros partimos de ahí hacía el éxito: somos una enorme sociedad a pesar de unos pocos.
¿Qué le hace falta a este país para ser una potencia?
Muchos dirán que infraestructura, educación, apoyo del Estado e incluso que mayor comercio exterior, pero creo que todos pasan por la necesidad de tomar decisiones estratégicas que nos permitan lograr grandes escalas de producción para competir a nivel mundial.
¿Cuáles son las mayores fortalezas de este país?
Su ubicación geográfica, su gente, sus recursos naturales y su mercado interno. Colombia ha mantenido un crecimiento de 4% constante por más de 100 años con pocos cambios, gracias a comprenderse como parte del mundo con instituciones económicas muy sólidas. Hemos logrado crear instituciones públicas y privadas que demandan personas de alta calidad, sin importar el momento político.
¿Qué es lo que más destaca a los colombianos en el mundo?
Su profesionalismo. Los colombianos que deciden seguir sus sueños siempre son profesionales, dedicados, responsables y logran insertarse fácilmente en las culturas nacionales o corporativas. Se adaptan fácil y eso les permite mostrar sus capacidades en cada área de trabajo.
¿Qué es lo mejor de ser colombiano?
Para entender lo que es ser colombiano hoy, basta salir del país. Durante años se nos trató como parias por el tema del narcotráfico y el terrorismo, y tener un pasaporte colombiano era un inevitable problema de aduana; hoy, por el contrario, estamos de moda y no para hablar de paz, drogas o terrorismo, sino de economía, empresa, creatividad, entretenimiento y ciencia: hoy yo soy orgulloso de ser colombiano porque mejoramos cada día cambiando el entorno negativo que nos rodeaba.