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Descubre los mejores datos sobre la cultura popular del Cementerio Central de Bogotá; un recinto lleno de mitos, leyendas, historias y creencias.
El Cementerio Central de Bogotá es un recinto con una gran importancia histórica y cultural. El 26 de septiembre de 1984 fue declarado monumento nacional, y desde entonces sus pasillos han ido acogiendo progresivamente parte de la cultura popular de la ciudad. En efecto, con el pasar de los años sus emblemáticos mausoleos, icónicas estatuas y el recuerdo de los grandes personajes que en él yacen han sido fuente de inspiración de varias historias sobre el más allá. Aquí, exponemos algunas de las creencias que hoy unen a vivos y muertos en un solo lugar.
Leo Siegfried Kopp, mejor conocido como Leo Kopp, fue un importante empresario alemán que se instaló en Colombia para fundar la que hoy se considera una de las empresas más importantes del país: Bavaria S.A. El europeo llegó a tierras nacionales en 1886 y tres años más tarde construyó en el barrio San Diego la primera fábrica de cerveza. Con el pasar del tiempo esta fue creciendo, otorgándole un gran reconocimiento a su creador. No obstante, si bien el éxito empresarial fue uno de los motivos por los que el nombre del extranjero se dio a conocer, este no fue el único. Además de su prestigio organizacional, este es recordado en la actualidad por su contribución social.
Con el paulatino crecimiento de Bavaria, Leo Kopp ayudó a la generación de empleo en la nación, lo que representó una inmensa ayuda para miles de personas. Adicionalmente edificó el barrio de La Perseverancia con todos los servicios básicos con la intensión de dar un hogar a sus trabajadores. Todo esto, se suma al impacto cultural que tuvieron sus propuestas. Una de ellas tuvo lugar en 1910 (centenario de la independencia), al lanzar una cerveza llamada La Pola en honor a Policarpa Salavarrieta. Dicho nombre se popularizó a tal nivel entre la población que se convirtió en genérico siendo hasta la fecha la manera de los colombianos de llamar a la cerveza.
Por estos y muchos más motivos, este personaje pasó a la historia y, de hecho, su recuerdo sigue siendo relevante en las inmediaciones del Cementerio Central. En este recinto yacen sus restos junto a una estatua dorada que es frecuentada por varios bogotanos. Cada lunes, es posible evidenciar cómo un gran número de visitantes forma una fila en frente de ella para dejar sus ofrendar y exponer sus peticiones. Según la leyenda, el rito en torno a este personaje consiste en visitarlo durante nueve lunes consecutivos y susurrarle al oído izquierdo el favor que se requiere, el cual normalmente está relacionado a temas de salud o de prosperidad económica. Es importante tener en cuenta el oído al que se le habla, pues varios afirman que Leo Kopp sufrió de una limitación auditiva en su lado derecho. Una vez cumplido el ciclo de visitas, se debe realizar una misa en honor a su alma enfocada al motivo que se pide y no pedir más favores hasta que el inicial se cumpla.
Junto a la estatua de Leo Kopp reposa otra figura que representa a las hermanas de 6 y 8 años, Elvira y Victoria Bodmer. Poco se sabe sobre la corta vida de las infantas que se despidieron de este mundo en 1903. Hoy en día pululan diferentes versiones que relatan la razón de su muerte. Mientras algunos afirman que fallecieron incineradas en el incendio de su hogar, otros explican que dejaron este mundo ahogadas en un accidente de lancha. Aunque se tiene poca certeza del verdadero motivo de su deceso, el más popular entre los creyentes tiene que ver con una extraña enfermedad del sistema sanguíneo.
Varios afirman que el inicio del culto a las pequeñas tiene lugar cuando una madre le pidió a sus almas por la salud de su hijo quien, al parecer, padecía de la misma condición. La relevancia de este caso se dio cuando el milagro se cumplió y el pequeño recuperó su buen estado de salud. Ahora, varios padres de familia visitan diariamente el mausoleo de las hermanas para suplicar por la recuperación de sus hijos. Las ofrendas son muy particulares; teniendo en cuenta que se trata de dos niñas, sus estatuas suelen verse cubiertas de flores, dulces, globos, juguetes, y todo tipo de objetos relacionados con la infancia.
José Raquel Mercado fue un cartagenero recordado por su activa participación en la lucha social del país. Proveniente de una humilde familia costeña, durante su juventud trabajó arduamente en los muelles de la ciudad, esfuerzo que lo llevó a ser parte de la mesa directiva del sindicato de los puertos. Durante el periodo del Frente Nacional se destacó por su liderazgo por esta misma causa hasta que fue nombrado presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia. Si bien ocupar este cargo significó en una primera instancia un gran logro en su vida profesional, en un segundo plano trajo consigo una gran desgracia.
Al desempeñarse como dirigente del CTC, este estuvo directamente vinculado con el Partido Liberal Colombiano, lo que generó grandes tensiones debido a que dicho bando político era blanco del M-19. En este contexto, el 15 de febrero de 1976 fue secuestrado a la salida de su casa por miembros del grupo armado y duró como rehén 64 días. Su historia de vida conoce el final el 19 de abril de ese mismo año, día en el que su cadáver fue encontrado en el parque El Salitre de Bogotá. Esa misma jornada, el M-19 se atribuyó la responsabilidad del crimen.
Desde entonces, su cuerpo descansa en el Cementerio Central y goza de varias visitas que recuerdan su legado. Estas últimas suelen ser personas desempleadas que en su desespero llevan flores para el difunto y le piden encontrar un trabajo. Tantas son las ofrendas para este personaje que algunos días la inscripción en su lápida no es visible por la cantidad de cosas que la cubren.
Julio Garavito es un personaje de la historia colombiana cuyo físico aún es recordado por los nacionales gracias a que su rostro fue elegido para componer el ahora antiguo billete de 20.000 pesos. En efecto, desde el 2 de diciembre de 1996, la imagen de esta figura ha circulado por todo el país haciéndose omnipresente en la cotidianidad de las personas. No obstante, a pesar de ser visto constantemente por toda una nación pocos saben la historia de vida que lo hizo ser merecedor de aparecer en el diseño de este billete.
Este individuo fue un astrónomo, ingeniero, matemático y economista que tuvo valiosos aportes en su área. Su trabajo y dedicación lo recompensaron con cargos como la dirección del Observatorio Nacional durante 27 años y la jefatura de la Comisión Corográfica. En su labor se destacan esfuerzos como la determinación de la ubicación latitudinal de Bogotá y varios estudios de cometas que pasaron por la Tierra como el Halley en 1910. Tras su muerte el 9 de marzo de 1920, este ha sido merecedor de múltiples reconocimientos a lo largo de los años, entre ellos, el bautizo de un cráter lunar con su nombre. No obstante, su homenaje en el billete de 20.000 es la razón por la cual muchos lo recuerdan y el motivo por el que sea asociado a esta divisa.
A diferencia de los casos anteriores, la tumba de Garavito no cuenta con una estatua o un busto de su cara. Por el contrario, esta está rodeada por 4 pequeñas columnas de cemento y, en el centro, cuenta con un pequeño cilindro en el cual está tallado un cometa. Su lápida suele verse cubierta por un sinnúmero de velas que forman un río de cera y muchas flores la decoran. En referencia al billete, el color azul siempre está presente en su lugar de descanso, bien sea por que pintan su mausoleo o por las ofrendas que en él dejan.
El ritual que entorno a él se hace conoce múltiples variaciones. Algunos afirman que es necesario golpear las cuatro columnas para despertar su alma, hacer una oración y exponer la petición (normalmente relacionada al bienestar económico). Otros, acuden a él y frotan un billete de 20.000 sobre el cometa que decora su tumba, declarando que, al hacerlo, el dinero nunca les faltará. Poco importa el procedimiento que se haga, aseguran algunos, pues lo más importante es que se haga con fe.
Como estas, muchas son las personalidades que hacen del Cementerio Central un espacio de cultura popular en Bogotá. Sus extensos pasillos y altos mausoleos hacen de esta ciudad de la muerte un recinto único en la capital. Descubre cómo la fé y la esperanza reúnen a varios creyentes en este lugar para exponer sus peticiones a las almas del más allá. En el mundo hay varios escépticos frente a la eficacia de estas costumbres. Sin embargo, muchos otros dan certeza del poder de estos rituales por lo que continúan asistiendo a lo que se muestra como una reunión con otra dimensión.
Así, cada semana cientos de personas son recibidos por la estatua de La Piedad, quien les da la bienvenida a un nuevo culto.
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