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La amabilidad de los colombianos, los paisajes inigualables, la cultura y la alegría que se respira en el ambiente, hicieron que estos 7 extranjeros dejaran la tierra que los vio nacer y sembraran raíces en Colombia. Conoce sus historias.
Los hay de todo tipo. Desde jóvenes estudiantes aventureros hasta jubilados que decidieron disfrutar de su retiro en medio de los paisajes colombianos. Vale la pena aclarar que son extranjeros quienes después de visitar a nuestro país se enamoraron de la cultura, los paisajes y la calidez de su gente.
A continuación, conoce las historias de algunos extranjeros que decidieron hacer de Colombia su casa. Enamorados de nuestro país, en sus relatos dejan ver algunas razones que hacen de esta tierra un lugar único en el planeta.
Atrás habían quedado las cordilleras de Dandenong y las playas de la bahía Port en su natal Melbourne. Ahora el hogar de Travis Crockett eran los caminos de Chile, aquellos que cientos de jóvenes intrépidos mochileros como él recorrían todos los días en busca de aventuras por América Latina.
“Cuando estaba viajando como mochilero, en todos los otros países me hablaban de Colombia pero no eran específicos, solo decían ‘Colombia es muy chévere’”. Eso despertó su curiosidad y tras una travesía que lo llevó por los paisajes andinos de Bolivia, Perú y Ecuador, Travis Crockett finalmente llegó a nuestro país.
Parecía que Colombia lo hubiese estado esperando con los brazos abiertos desde siempre. “Me gusta la manera en la que los colombianos le dan la bienvenida a los extranjeros. Están dispuestos a compartir su historia y cultura con otros. Te hacen sentir en casa”, asegura.
Travis llegó a Latinoamérica en busca de aventuras y las encontró en Colombia, país que no solo le regaló una familia, sino que también le dio la oportunidad de abrir La Villa, un sitio donde otros extranjeros como él descubren la magia de una tierra que ahora llama su hogar.
Travis Crockett.
Era una tarde cualquiera en las calles de Chapinero, un barrio popular de Bogotá pero para Marie-Laetitia Lesaffre, francesa de nacimiento, sería un día que jamás olvidaría. Llevaba poco tiempo en la capital y a bordo de su bicicleta empezó a recorrer las calles bogotanas hasta que sucedió algo inesperado: la llanta de la bicicleta se pinchó, dejándola a la deriva en la esquina de una ciudad que aún no conocía.
Como si se tratara de un ángel guardián apareció de la nada un hombre, quien con una sonrisa en el rostro le ayudó a arreglar la bicicleta. “Cuando pensé ‘espero tener suficiente dinero para pagarle a este gentil hombre’, me dijo que no me preocupara por el dinero, él no quería plata, quería solamente mi amistad”. Ese gesto fue uno de muchos que dejó una huella mágica para iniciar la aventura de Marie-Laetitia en Colombia.
Así como aquel hombre en Chapinero le dio la mano y le brindó una sonrisa esa tarde, Marie quiso devolverle algo a los colombianos, quienes la acogieron con calidez desde su llegada. Por eso, decidió radicarse en Colombia y poner en marcha SHiFT to Self-Healing, un proyecto que busca, a través del yoga y la meditación, ayudar a las personas con discapacidad y a las víctimas de las minas antipersona a transformar sus vidas, superando el trauma. “Traté de hacer este proyecto realidad en otros lugares del mundo, pero fue acá donde encontré un gran apoyo y gente con mucho corazón”, asegura.
Según Marie, Colombia tiene mucho que enseñarle al mundo. “Aquí saben que la felicidad radica en amarse a uno mismo, en amar a los otros y en entenderlos. Ese es el verdadero secreto de la felicidad”, afirma.
Foto cortesía de LinkedIn.
Lorenz Biermann llevaba pocos días en Bogotá, y aunque había llegado por motivos de trabajo, quería visitar con ansias la Catedral de Sal de Zipaquirá. Intentó convencer una y otra vez a sus compañeros de trabajo pero ninguno se animó. Ante la negativa, y en vista de que en pocos días viajaría de regreso a su natal Alemania, Biermann decidió abordar solo el Tren Turístico de la Sabana camino a Zipaquirá.
El redoblante, la guacharaca, el trombón y la trompeta de la papayera que estaban a bordo, así como el verde majestuoso de las montañas de la sabana de Bogotá acompañaron su recorrido, que duró algo más de dos horas.
Al llegar a la Catedral, y al momento de pagar la entrada, se dio cuenta que había dejado la billetera en el tren. Angustiado porque el tren ya había partido y él no hablaba español, se acercó a uno de los guías, quien contactó al tren y le dijo que tendría que esperar hasta después de almuerzo para volverlo a abordar.
“Me senté un momento a reflexionar sobre mi situación hasta que un señor que había escuchado mi conversación con el guía se acercó y sin comprender ninguna palabra de inglés o alemán, me pasó una entrada a la Catedral. Lo miré con sorpresa porque no entendía qué me estaba entregando, hasta que me tomó por el brazo y me entró a la Catedral. Yo no lo podía creer”, señala. Ese gesto desinteresado hizo que Lorenz entendiera que Colombia era realmente un lugar especial, en el que se podía ser feliz sin tenerlo todo. “Aún no puedo olvidar la cara de amabilidad de todas esas personas que sin entender una sola palabra se comportaron como una familia conmigo”, agrega.
A los tres meses de su visita, en el 2005, se radicó definitivamente en la capital colombiana. Desde entonces ha visitado unas 8 veces más Zipaquirá. Ocasionalmente se reúne nuevamente con Ramiro, el señor que lo ayudó aquel día. Entran a la Catedral y almuerzan juntos en el pueblo, rememorando aquél momento en que Lorenz se enamoró perdidamente de Colombia.
Ya había visto incontables veces el verde de las montañas del eje cafetero y la majestuosidad de las calles de Cartagena de Indias a través de libros y documentales pero fue la calidez de sus amigos colombianos en Dallas, Texas, la que hizo que un día decidiera que era momento de verlo todo con sus propios ojos.
Richard no hablaba casi español y desde el momento en el que se subió al avión rumbo a Bogotá, sintió temor de que no lo entendieran. Sin embargo, en el instante en que pisó suelo colombiano se encontró con un país que lo recibió con los brazos abiertos. “Cuando la gente vio que estaba haciendo mi mejor esfuerzo en vez de preguntarles si sabían hablar inglés, me ayudaron. Nunca me sentí como una carga para ellos”, asegura.
“Creo que lo que me hizo sentir que Colombia es un lugar realmente especial fue mi primer viaje a Medellín. La ciudad tiene algo que todavía no puedo poner en palabras”, señala. “Medellín está bendecida con mucha naturaleza y pueblos encantadores. Cada lugar tiene un sabor propio”, añade.
Tal vez fue la combinación de sus paisajes, su comida, la belleza de los pueblos antioqueños y las majestuosas obras de Fernando Botero en las calles, aquellas que había visto decenas de veces antes en fotografías y que nunca pensó ver en persona, la que hizo que Medellín se ganara su corazón.
Foto: Richard M.
Estas son solo 7 de las historias que día a día cientos de extranjeros construyen en nuestro país. Son historias que demuestran que Colombia es un país hecho para cualquier persona, que es un país que alegra la vida de todos los turistas que deciden visitarla.
Dominic Wolf es un influencer y empresario colombo-alemán que, no más pisar tierras bumanguesas, se enamoró de nuestros Andes Orientales Colombianos y de todas las maravillas de Colombia. Acá aprendió a hablar español, a reírse como nunca, a emprender un negocio (Wolf Tours Colombia, su agencia turística) y, tras cada sorbo de café, descubrió que Colombia era su verdadero hogar. “me siento mucho más en casa en Colombia que en Alemania”, dice Dominic, quien siente que aquí encontró la vitalidad y la alegría que le hacía falta en su Alemania natal.
Fue tanto su amor por nuestro país que, en @dominiccolombia, su cuenta de Instagram, el bávaro quiso dar cuenta de su cariño y aprecio por esta tierra a través de múltiples contenidos jocosos. En un tono coloquial, Dominic narra sus aventuras culturales en nuestra tierra al tiempo que invita a todas las personas a visitarnos. Para él, Colombia es un paraíso en la tierra, uno de esos lugares de sueño que bien vale la pena conocer en algún momento de la vida. Su hallazgo fue tal que no dudó en compartir su dicha y aprecio hacia nuestra tierra en todas sus redes y proyectos sociales. Más que un extranjero, Dominic encontró aquí su casa. Por eso, tras cuatro años de residencia en nuestro país se convirtió en ciudadano colombiano.
Foto cortesía de @dominiccolombia.
Stas Konstantinov es un ciudadano del mundo. Este ruso-holandés llegó un día a nuestro país y ya no quiso irse. Enamorado de sus paisajes y de su gente, el europeo quiso abrir su vida a los demás y compartirla a través de sus diversas redes sociales. En ellas, Stas muestra cómo es vivir en Colombia y viajar por ella además de interesarse por algunos destinos y situaciones de interés.
Más allá de esto, Stas ríe con sus andanzas y peripecias en nuestro país. Su tono, humorístico y jovial, reconoce la belleza y alegría colombiana. Amante de la música de Shakira y la cultura nacional, el “ruso-holandés” goza de nuestro país como nadie. Su alegría es contagiosa y reivindica la gracia de nuestra tierra.
Foto cortesía de su cuenta de Twitter, @stasfiestas.
Michael Gerber, “El Suizo Latino”, es un ciudadano europeo que un día llegó a Colombia y no dudó en quedarse a vivir aquí. En nuestro país, Michael encontró los mejores paisajes y ecosistemas para admirar. Afín a las montañas, el café y todas las maravillas que Colombia tiene, este influencer prefirió las tierras del Macizo Colombiano por encima de las de su Suiza natal y otros 40 países que, en un arranque de aventura, visitó por algún tiempo antes de arribar a Ibagué.
Tras llegar a la capital del Tolima por amor, el “Suizo Latino” encontró muchas más razones para quedarse. Hoy, tras más de 3 años de estadía en Colombia, no se cambia por nadie. Sobre Ibagué, su casa, dice que “es una chimba. […] Por la gente de aquí es que amo Ibagué”. Amante de las empanadas, los tamales y el Deportes Tolima, Michael entrega la mejor vibra y contagia a otros a visitar algunas maravillas de nuestro país. Aparte de amar La Capital Musical de Colombia, Michael viaja por toda Latinoamérica mostrando la belleza y alegría de nuestro continente.
Foto cortesía del Facebook de Michael: “Michael Gerber, el Suizo Latino”.
Colombia es uno de esos sitios que deja una marca indeleble en todos los que, gracias a la vida, tenemos la fortuna de conocerlo. Testimonio de ello son los miles de personas que, al arribar a Colombia, deciden hacer de este paraíso su hogar. Sea por su gente, gastronomía, increíbles paisajes o porque la vida , Colombia es el destino que mejora la vida de todos los que lo gozan. Si no nos crees, ¡ven y recorre nuestro país! La sonrisa se te dibujará en el rostro al arribar a la tierra del café.
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