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¿Qué hacer en Colombia? 6 planes para disfrutar por una semana

En Colombia hay miles de planes y cosas por hacer para todo tipo de gustos: si lo tuyo es la aventura, algunas de nuestras playas y paraísos naturales tienen mucho por ofrecerte; o si, más bien, quieres disfrutar de paz y quietud, ¡tranquilo! Aquí tambié

1. Surf en San Andrés y Cartagena

Surf en Colombia. Colprensa
 
¿Qué mejor lugar para practicar surf, el popular deporte de la tabla, que el mar de los siete colores en el Archipiélago de San Andrés? La mejor playa de la isla para hacerlo es Punta Sur, donde se alcanzan olas de gran tamaño durante buena parte del año.
Si más bien quieres visitar Cartagena, el lugar ideal es la playa de Castillogrande, uno de los lugares turísticos por excelencia de La Heroica. En cualquier caso, si quieres ampliar la oferta, Colombia cuenta con 2.900 kilómetros de costa: 1.600 por el Mar Caribe y 1.300 por el Océano Pacífico, muchos de los cuales resultan óptimos para practicar este deporte. Si aún no sabes bien cómo hacerlo, existen varios instructores en cada zona que sacarán lo mejor de ti para que, de ahí en adelante, las olas sean el único obstáculo por surcar.

2. Pesca Deportiva en Puerto Carreño

Anny Rodríguez, pescadora y motorista del río Orinoco mostrando su pesca.
 
Ríos largos, que nacen de la cordillera, como el Meta, hacen de la región de la Amazonía-Orinoquía Colombiana una de las preferidas para la pesca deportiva y el canotaje. Además de sus increíbles paisajes, Puerto Carreño, uno de sus lugares predilectos para la pesca, cuenta con miles de  especies que, entre su colorido y exuberancia, hacen que más de uno quiera adentrarse en los secretos de las aguas profundas del río. Entre las especies típicas de la zona están el bagre y los valentones, que se destacan por su gran tamaño. Ahora bien, entre más se experimente con carnadas y pesas, se llegan a admirar otros peces menos comunes. Esta región es bien conocida por poseer algunos de los ríos más caudalosos de Colombia. De hecho, además del río Amazonas, el más largo y caudaloso del mundo , esta región la nutren ríos como el Meta, el río Tomo, el río Manacacías, el río Bita, el río Cravo Norte y el Cravo Sur, el río Arauca y por supuesto el majestuoso río Orinoco, que separa a Colombia de Venezuela.

3. Buceo en Taganga, Malpelo y el Parque Tayrona

Buceador en una cueva marina en Malpelo.
En Taganga, a 10 minutos en carro de la ciudad de Santa Marta, se encuentra el lugar ideal para observar de cerca la vida submarina. Las aguas tranquilas y transparentes son el escenario perfecto para que buceadores de todo el mundo presencien “la bahía más bella de América”. Allí, entre barquitos de pesca y redes que desfilan a la orilla de la costa, operan alrededor de 20 centros de buceo especializado para el disfrute de expertos y aficionados a esta actividad. Otra opción es ir al Santuario de Flora y Fauna de Malpelo para vivir la oportunidad de sumergirse rodeado de jureles, pargos, meros, chernas, tiburones martillo, entre otras especies marítimas. Al ser un archipiélago de 974.474 hectáreas en el Pacífico, al que se llega luego de navegar 36 horas desde Buenaventura, muchos buzos viajan para ver también al tiburón ballena, que mide hasta 15 metros de largo. Además de estos dos destinos, está el Parque Tayrona, el paraíso ancestral donde la selva se encuentra con el océano. Una de sus playas, la Cañaveral, es un punto elegido por los buceadores que visitan esta maravilla natural.

4. Kitesurf y windsurf en el Caribe

Perrito descansando junto a la playa mientras, al fondo, deportistas practican Kitesurf en el Cabo de la Vela
 
El kitesurf es un deporte que utiliza una cometa como medio de tracción para deslizarse sobre el agua en una tabla de surf. El windsurf, por su parte, consiste en una tabla con una vela que impulsa el viento. Ambos deportes son ideales para practicarse en las playas del Gran Caribe Colombiano: de Cartagena a Santa Marta, pasando por una experiencia única en el Cabo de la Vela, el lugar perfecto para practicar el kitesurf por su agua tranquila y sin olas, muy segura para el despeje y posterior aterrizaje. ¡No te pierdas de vivir esta experiencia! Hay un buen número de instructores en cada una de estas playas dispuestos a enseñarte todo lo que necesitas para atravesar las olas.

5. Avistamiento de aves en la Laguna del Sonso, el Chocó y el Parque Natural Amacayacu

Guacamaya morichalera avistada en el Parque Nacional Amacayacu.
10 kilómetros al noroccidente de Buga, en Valle del Cauca, se encuentra la Reserva Natural Laguna del Sonso. Un sitio apacible moldeado por el río Cauca que cuenta con una torre de observación de 10 metros de altura. Aves migratorias que viajan en invierno desde Estados Unidos encuentran su refugio en las más de 2.400 hectáreas de zonas húmedas que hay en la reserva. También en el Pacífico Colombiano se pueden ver más de 650 especies de aves. La reserva El Aljemal, en Bahía Solano, además de ser el hogar de una gran variedad de especies endémicas (autóctonas de la zona), también es un corredor migratorio importante. Finalmente está el Amazonas, donde habitan más de la mitad de las 1.889 especies de aves de Colombia, y por eso su observación no es difícil. El Parque Nacional Natural Amacayacu y Puerto Nariño son dos excelentes lugares para ver bandadas de más de 20 especies de loros, periquitos y guacamayas.

6. Conocer las tortugas en Capurganá

Tortuguita Caná en la playa de Capurganá.
Entre abril y mayo de cada año las hermosas playas de Acandí, a una hora en lancha de Capurganá (departamento del Chocó), se convierten en el escenario de un espectáculo inolvidable: la liberación de las tortugas bebés  Caná, una especie muy rara  considerada en Peligro (EN) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) e incluida en el Apéndice I del Convenio Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES). Este espectáculo de vida y encanto natural atrae decenas de visitantes deseosos de ayudar a estos frágiles animalitos a salir de los agujeros que sus madres cavaron para depositar sus huevos. Dado que muchos de ellos no alcanzan a llegar a la superficie, sobre todo por la presencia de depredadores naturales, la idea de esta actividad es depositar estos animalitos sobre la superficie para que ellos, con calma, puedan arribar al mar, destino último de sus esfuerzos.

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