En el país más acogedor del mundo nos unen las tradiciones colombianas que convierten la hora de comer en un momento familiar.
Sentarnos a comer es sin duda un momento especial y en el país más acogedor del mundo aún más. Compartir la mesa es algo que naturalmente disfrutamos, no solo por la comida típica colombiana que preparamos y servimos, sino también porque es la oportunidad de relacionarnos con nuestros familiares, amigos o incluso, con recién conocidos. En cada casa, nuestras familias tienen los brazos abiertos para darle la bienvenida al que llegue, con esa calidez humana que tanto nos caracteriza, porque no importa cuántos seamos, si la mesa es de 2, 4 o 6 puestos, pues siempre la acomodamos para comer en familia. Nos encanta alargar el tiempo que permanecemos en la mesa, es una de nuestras buenas costumbres y tradiciones colombianas por excelencia, pues nos gusta aprovechar ese momento cálido y acogedor para recordar, reír y por supuesto, para sentirnos como nos gusta, en confianza.
El llamado para pasar a comer es muy especial, porque desde que estamos pequeños nos enseñaron el valor de compartir la mesa. Algo que se conserva entre generaciones, que jamás “pasará de moda”, pues, al contrario, nos recuerda ese abrazo de nuestra mamá, la comida casera de la abuela, convirtiéndose en una manera de rememorar una tradición culinaria que reconforta el alma. También porque la gastronomía colombiana nos recuerda el valor de las manos que preparan, de quienes están detrás de los fogones, de su entrega y dedicación, y sobre todo, de una expresión de amor que es inolvidable.
La diversidad de platos típicos es una riqueza cultural que nos emociona. Nos ‘derretimos’ por un ajiaco santafereño, una buena taza de sancocho o un mute santandereano, pero también, nos deleitamos con una bandeja paisa, tanto así que repetimos al otro día con un ‘calentao’. Disfrutamos probarlos, pero, sobre todo, compartirlos, por eso no dudamos en prepararlos en casa, o también visitando un auténtico restaurante de comida típica colombiana cuando queremos sentirnos cerca de nuestro país, en donde apenas vemos que se acercan los platos a la mesa “se nos hace agua la boca”.
Colombiano que se respete le encanta atender muy bien a sus invitados en casa. Se asegura que haya suficiente y deliciosa comida típica colombiana, de preguntar si todos están bien, es decir, si se sienten a gusto, si se les acabó la bebida para servirles más o si quieren repetir sin pena. Porque una de las principales características de los colombianos es ser acogedores, nos interesa que todos los que estemos reunidos alrededor de la mesa, disfrutemos de un momento agradable.
Compartir la mesa es tan importante para nosotros que tenemos dichos colombianos para diferentes momentos en donde la comida es la protagonista. El primero en la lista es: “Barriga llena, corazón contento”, casi que podríamos decir es el lema de todas las familias acogedoras colombianas. Porque nos gustan “las cosas claras y el chocolate espeso”, creemos firmemente que “para cada tiesto hay su arepa”, también que, “la comida entra por los ojos” y por supuesto, que “en donde comen dos, comen tres”.
¿Qué sería de una novena navideña sin buñuelos y natilla? Seguramente no sería lo mismo, pues parte del calor de hogar que sentimos cada diciembre en familia está relacionado con esa tradición culinaria que servimos en el centro de la mesa. Porque no importa donde estemos, celebramos este tiempo y sí que sabemos cómo celebrarlo, con lo que más nos gusta: nuestra comida típica colombiana. Un motivo más para reunirnos y comer en familia. Continuemos disfrutando de esas tradiciones colombianas que nos identifican y que nos unen para compartirlas con el mundo. Sin duda, Colombia es un país con muchas maravillas por descubrir. De hecho, Disney realizó una película inspirada en Colombia: Encanto. Una hermosa muestra de las tradiciones y características que hacen de este país un lugar único. Conoce más aquí.
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