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La periodista Ángela Posada-Swafford comparte su experiencia a bordo del buque ARC 20 de julio del Programa Antártico Colombiano.
El pasado 16 de diciembre de 2014 el buque ARC 20 de julio zarpó del puerto de Cartagena con una tripulación compuesta por personal de la Armada Nacional, periodistas, científicos y productores de video que se embarcaron en una aventura hasta la península Antártica.
La escritora colombiana y periodista científica Ángela Posada-Swafford es una de las 102 personas a bordo del ARC 20 de julio. Posada, quien ha escrito para medios como Muy Interesante, National Geographic y WIRED y sirvió como corresponsal del periódico El Tiempo durante la travesía hasta el llamado “continente blanco”, le contó a Marca País Colombia cómo fue participar en la primera expedición oficial de Colombia a la Antártida.
Representa un orgullo enorme para Colombia. Son los primeros pasos de un camino que eventualmente nos colocará como miembros consultivos del Tratado Antártico. A nivel científico significa entrar en las grandes ligas de la investigación polar, y tener la oportunidad de contribuir a la seguridad marítima mundial, aportando una cartografía para ciertas partes de la península Antártica (el lugar más turístico de la Antártida) que aún en pleno siglo 21 siguen en blanco.
También es la oportunidad de entender cómo los cambios radicales que está sufriendo la Antártida nos afectan en Colombia y qué podemos hacer al respecto para prepararnos.
Los guantes no funcionaban bien porque no llegó la capa impermeable que debía cubrir la capa térmica, entonces se humedecían y no guardaban el calor.
El mayor reto para los investigadores fue adaptar sus instrumentos a un buque naval donde no se podían hacer modificaciones estructurales, entonces tuvieron que inventar formas novedosas de colocar los instrumentos en una plataforma especial. También pusieron un laboratorio dentro de un contenedor de carga, y eso fue algo admirado por las demás marinas que visitamos.
Durante la expedición, algunos retos tuvieron que ver con el frío. Por ejemplo, el caucho de algunos instrumentos oceanográficos se volvía quebradizo y se partía. Se perdió un instrumento para medir mareas que se puso cerca de una playa, pero los témpanos de hielo cubrieron esas aguas y cortaron el cable que lo unía a la boya de la superficie. Un instrumento para sacar núcleos del fondo marino se perdió porque el fondo eran tan hondo y las corrientes tan fuertes, que se partió.
Ven mucha televisión. El buque tiene montones de películas, pero después de tres meses, ya algunas se comienzan a repetir. También a veces cantan y echan chistes, pero el pasatiempo favorito cada vez que llegan a puerto o cuando encuentran conectividad en alguna parte es sacar el celular y chatear con su familia.
Regresar a la Antártida en general. Yo soy escritora, periodista y divulgadora de la ciencia. He tenido que aprender mucha ciencia para ello, y parte de esa ciencia son las investigaciones polares. Yo estuve en ese magnífico continente hace unos años y en un par de ocasiones con científicos estadounidenses. Ha sido hermoso pisarlo de nuevo pero esta vez con una expedición colombiana.
Lo que se hizo hasta ahora en la mayoría de las líneas de investigación científica fue recoger muestras. Ir, ver y recoger y medir cosas. Ahora hay que procesar toda esa información y llegar a conclusiones y entenderla y contextualizarla. Y después si presentarla ante la comunidad científica internacional. Pero este es solo el comienzo. Hay que planear las siguientes expediciones, pues esto tiene que ser continuo, y la exploración tiene que ir incrementando en ambición y en fuerza. Es la única manera de que este esfuerzo inicial haya valido la pena.
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