Bienvenido, usted está en MARCA PAÍS
Imagen
Imagen
En Colombia se preserva intacto el primer pueblo libre de América, fundado por cimarrones que huyeron de la esclavitud en época colonial. Un lugar único en el mundo, detenido en el tiempo; famoso por su cultura, su lengua, su gastronomía y su historia.
Las pantallas del mundo mostraban su cuerpo tendido sobre el suelo. Alfonso ‘Peppermint’ Frazer dejaba de ser el campeón mundial de boxeo. Por su parte, Antonio Cervantes, conocido como ‘Kid Pambelé’, le propinó un uppercut certero que lo coronó como nuevo campeón del mundo. ¿De dónde provenía el peleador? Era oriundo de San Basilio de Palenque y parecía descendiente cercano de Benkos Biohó, aquel cimarrón fuerte y aguerrido que consiguió la libertad de su pueblo en tiempos de la colonia. San Basilio de Palenque, un corregimiento del municipio de Mahates, es oficialmente el primer pueblo libre de América. Sobre las aguas del río Grande de la Magdalena eran habituales los viajes de embarcaciones cargadas de africanos. Por cuenta de un naufragio, el entonces esclavo Domingo Benkos Biohó pudo huir junto a varios de sus pares. Muy cerca de la Serranía de San Jacinto, establecieron rutas para librar batallas y liberar negros esclavos de Cartagena y las embarcaciones circundantes. Esto para llevarlos a su fortín, fundado en el año 1603. Los colonizadores eran su ‘Peppermint Frazer’, a quienes logró propinarles un golpe certero.
Más de 200 años antes de que Colombia se independizara de España, se fundaron las tierras libres de San Basilio de Palenque. En 1603 se firmó la capitulación de paz entre cimarrones y españoles. Años más tarde, en 1713, la Corona de España emitió el Decreto Real declarando aquel palenque libre de esclavitud. A la postre, en 2005, el lugar fue declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, ya que por suerte su cultura y sus tradiciones africanas se han preservado intactas en el tiempo. Un lugar único en el mundo, donde la gastronomía, el idioma, la música, la cultura, la medicina y la organización social tienen su propia significación.
Miles de turistas transitan por las calles coloniales de Cartagena. Junto a ellos van, rebosantes de alegría y color, hermosas mujeres vestidas con faldones, pañolones en los hombros y un turbante enrollado en la cabeza. Curtidas por el bochorno y las caminatas habituales, cumplen su itinerario ofreciendo los productos que exhiben con pericia. Entonan sus pregones mientras una palangana, llena de frutas o dulces tradicionales, hace equilibrio sobre su cabeza. Esas son las célebres palenqueras. Sus famosos dulces incluyen alegrías de millo y miel de panela, bolas de tamarindo o maní, caballitos de papaya y canela, enyucados con coco, queso y anís y cocadas. Las palenqueras no se encuentran solo en Cartagena. Recorren la región compartiendo sus recetas, que han perdurado por más de tres siglos. Además de los dulces típicos, vale la pena degustar cualquier preparación gastronómica. Su tradición les ha legado un sazón incomparable, famoso por platos como el mote de bagre, el tradicional mote de queso de la región Caribe, arroz con mariscos, el celele de bagre ahumado, chichas y majuana, hecha con yuca, panela, guandul y leche de coco. Delicias que al probarlas te convierten en pregonero de la frase "Minino a Palengue a kumé", que de palenquero a español traduce “Vengan a Palenque a comer”.
La autenticidad del lugar se refleja en su lengua y su gastronomía, premiadas internacionalmente en los premios Gourmand World Cookbook Awards 2014, en Beijing, China. En el concurso participaron 15.000 libros de cocina de ilustres personalidades del sector, procedentes de 184 países. Por cuenta del destino, entre estos figuraba ‘Kumina ri Palenge pa tó paraje’, un libro escrito en San Basilio de Palenque, con recetas ancestrales e instrucciones dadas en lengua palenquera. En su elaboración participaron 38 palenqueros que se prepararon para compartir sus recetas. Al final obtuvieron el reconocimiento considerado el Premio Óscar de la gastronomía.
En los barcos europeos se hallaban cautivos provenientes de diferentes regiones y culturas africanas. Una estrategia de colonización para que los confinados en embarcaciones y lugares de trabajo no pudieran comunicarse, evitando así motines o planes de escape. Contrario a lo que se esperaba, estas tribus juntaron un poco de castellano, portugués, inglés, francés y las lenguas africanas bantú y pingui para crear su lengua palenquera. Solo ellos entendían aquel complejo sistema de mensajes que aún hoy persiste y se habla en San Basilio de Palenque. Esta es una de las 69 lenguas nativas que actualmente existen en Colombia. La lengua palenquera, compartida en todos los palenques de la época y autóctona de las comunidades africanas en América, hoy solo existe y se habla en Colombia, gracias a los cimarrones que huyeron de Cartagena y fundaron San Basilio de Palenque. Incluso allí, en la Ciudad Amurallada, a 60 kilómetros del lugar, las palenqueras que recorren las calles vendiendo sus productos hablan en su propio idioma.; una lengua excepcional de valor incalculable para la cultura colombiana.
En cualquier lugar retumban los tambores y los bailarines ponen el suelo a vibrar. El corazón de los espectadores palpita más fuerte, recompensado por las evocaciones que producen los ritmos y cantos. Allí se evidencia la influencia musical africana en los ritmos nacionales, marcada por la percusión cautivadora en muestras como la puya, el son, la pava y el mapalé. Cualquier evento, cualquier ocasión, incluso la muerte, se ambienta con un tambor. La música y la danza están por todas partes. Parecieran festejar todos los días en nombre de la libertad. En San Basilio de Palenque la alegría es contagiosa. Sus vestuarios y su fuerza para danzar se exponen en el entrompao, el pa raíto o paseo, el son palenquero, la chalusonga y la champeta. Resuenan por todas partes las composiciones del Sexteto Tabalá, Kombilesa Mi, Radio Matuna, Las Alegres Ambulancias y Son Palenque. Los turistas evidencian el sabor, la magia y el encanto de expresiones como el `Bullerengue sentado", el "Son del Negro" y el "Son palenquero de Sexteto". Para comprobarlo puedes asistir en octubre al Festival de Tambores y Expresiones Culturales de Palenque. Un recorrido completo por su cultura.
Un lugar sin policías, en el que no existe la delincuencia. La comunidad se organiza en grupos llamados ma-kuagro. Un sistema de derechos y deberes comúnmente aceptado, en el que todos velan por el bienestar general. La Guardia Cimarrona trabaja por el bienestar de San Basilio de Palenque y los ma-kuagro se encargan de gestionar asuntos comunitarios localizados, como el “lumablú”. Una ceremonia fúnebre de nueve días con cantos, danzas y festines en honor a un fallecido. Por las calles se escuchan los ‘lecos’ de quienes cantan lamentando la partida y el noveno día resuena el ‘tambor pechiche’ dando el último adiós. En el centro del parque principal se emplaza el monumento del legendario Domingo Boikos Biohó. En los patios y solares las mujeres trenzan el cabello de sus pares, como siglos antes lo hacían para dibujar mapas de escape o esconder semillas antes de huir, esperando plantarlas en un lugar libre. Aunque registrados como Cassiani, Salgado o Cáceres, aún conservan sus nombres y apellidos africanos. El Ministerio de Cultura de Colombia declaró el lugar Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional.
A un poco más de 50 km de la ciudad de Cartagena de Indias, se encuentra San Basilio de Palenque, población de aproximadamente 3.500 personas. Cuna de Antonio Cervantes y los hermanos Ricardo y Prudencio Cardona, todos campeones mundiales de boxeo. Hogar de personajes destacados como el músico Rafael Cassiani Cassiani y Evaristo Márquez, el primer colombiano que fue actor de cine internacional, junto a Marlon Brando. Te invitamos a descubrir la magia del lugar y disfrutar las habituales caminatas de este viaje al pasado, en este espacio cultural único que hace parte de #LoMejorDeColombia.