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Juancho Valencia fue el encargado de ponerle cumbia al tema de la Marca Colombia. Descubre más sobre el artista que transformó la canción de todo un país.
Justo antes de que Juancho Valencia naciera, su madre, Gilma Vanegas, estaba bailando. Pese a sus nueve meses de embarazo, doña Gilma y su marido, Luis Fernando Valencia, se fueron para un estadero al occidente de Medellín llamado La Macarenita; de repente, en la madrugada, ella comenzó a sentir las contracciones. “Vámonos para el hospital –le dijo a su esposo– que este niño va a nacer”. Luis Fernando se volteó a verla y sólo atinó a responder: “espérate un momentico, mujer, que el grupo ya va a terminar”.
¿Cómo no iba a estar destinado a la música? Juancho Valencia, fundador de Puerto Candelaria –el grupo encargado de convertir la canción "Colombia" en una cumbia pegajosa–, creció con un instrumento en la mano. Desde muy pequeño su padre lo inscribió en clases de piano, y a los 12 años ya había hecho su primera mezcla de jazz con sonidos colombianos.
De esa curiosidad por fusionar la música típica con el jazz, el punk y hasta el “chucu-chucu” –como dice él–, nació, hace más de diez años, Puerto Candelaria. Al principio fue difícil, a la gente le costó aceptar el cambio. Juancho recuerda que en el festival del Mono Núñez de 2002 en Ginebra (Valle) acabaron expulsándolos de la tarima. “A los dos minutos de empezar a cantar la gente comenzó a gritar que eso no era música colombiana –cuenta–. Tuvimos que parar. Entonces yo tomé el micrófono y dije: Esta es la nueva música colombiana que hacemos los jóvenes de las ciudades”.
Trece años más tarde Puerto Candelaria ha recorrido el mundo con su música, y por si fuera poco el año pasado fueron invitados a dar una clase maestra en el Berklee College of Music en Boston (la escuela de música más importante del mundo), para explicar su historia, el origen de su sonido y el desarrollo de la banda.
“Cuando escuchamos la canción de la marca Colombia (compuesta por Miguel de Narváez) sentimos toda la fuerza que tiene –recuerda Juancho–. Es una versión que te muestra lo grande que es este país, que te hace subir el corazón de orgullo y sentir que vale la pena luchar”. En Puerto Candelaria, sin embargo, sentían que era una versión amplia, que abarcaba muchas temáticas, y por eso para adaptarla se propusieron volver a lo local, a lo cotidiano, a la fiesta de pueblo. “Fue ahí cuando dijimos: vamos a hacer un sonido como de parranda en una esquina o de tablado de barrio. Quisimos hacer algo muy local para que los países vecinos los identificaran y pensaran, en algún momento, que eso también lo habían vivido allí donde estuvieran”.
El resultado es una cumbia llena de sabor, como Colombia. “En todas partes del mundo la gente reconoce esa capacidad que tiene el colombiano de volver todo alegre, de reírse de los problemas”, dice Juancho. Y nadie mejor que él para decirlo, pues junto a su banda ha viajado por el mundo llevando un pedazo de nuestra tierra. “Para mí Colombia es un contraste –finaliza–. Es un país en el que pueden pasar todas las cosas al tiempo: todos los climas, todas las frutas, todas las personas, todos los tipos de pensamiento. Este país es para mí una pregunta y cada canción, cada disco, es una respuesta.
La respuesta que es Colombia.
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