Silvia Rodríguez, del Blog de Silvia visitó Colombia para protagonizar uno de los capítulos de la serie web Destination Colombia.
Desde hace más de 10 años, este país ha estado presente en mi vida, desde hace mucho he conocido a amigos de este país, en mi casa había un sombrero Wayu, me gustaba la salsa, pero no me atrevía a bailar… siempre formó parte de mis próximos destinos, pero hasta ahora, hasta septiembre de 2018 no se ha presentado la ocasión, y no podía dejarla pasar.
Me monté en un avión con 10 horas de vuelo por delante en las que me dio para pensar en todo lo que había leído, lo que me habían contado, lo que había soñado, lo que yo misma me había imaginado… iba con las expectativas muy altas, tenía miedo de que esto me jugara una mala pasada y… ya estaba en Bogotá, inmigración, esperar mis maletas… llego a mi primer hotel en esta aventura, B.O.G. Hotel, donde me reciben de la forma más cálida, un trato excelente, amabilidad en cada palabra, a cada pregunta que hacía recibía la respuesta acompañada de una sonrisa, esto es algo que me hizo sentir como en casa desde mis primeras horas en Colombia.
Mi primer destino en este país era Cali, la capital de la salsa, del ritmo, de la sabrosura colombiana. Mi hotel fue Hotel Movich Casa del Alférez, donde empecé desayunando pan de bono, una de las cosas que estaban en mi lista, larga y extensa…
Empezamos a visitar la ciudad, llegamos a una alameda, arboleda llena de palmeras enormes en el centro de la ciudad, unos puentes preciosos adornados con buganvillas la cruzan y llegamos a La Ermita, una iglesia gótica y preciosas… de aquí vamos a San Antonio y su mirador de la ciudad donde pruebo un Raspao (que es una especie de granizado), otra de las cosas que había en mi lista… en este lugar nos cuentan unas cosas preciosas sobre la historia de este barrio y su pequeña iglesia, hacemos fotos preciosas y respiramos un aire de los más puro desde este lugar.
Mas tarde, mi aventura nos lleva a otra de las cosas de mi lista, a bailar salsa, pero no a cualquier sitio, a bailar con una de las eminencias dentro de este baile, voy a aprender de los pasos del mejor, del Mulato… en sus brazos todo parecía fluir, no me parecía que fuera la primera vez que bailara salsa… esto debe ser porque no era la primera vez, siempre lo intentaba con Alvaro, mi marido, que adora este baile desde que vivió una buena temporada en este país.
En este momento cambiamos de tercios, empezamos con el tour gastronómico y fashion en Cali. Comemos en El Ringlete, donde la atención fue exquisita, de lo más cercana y muy especial ya que crearon mini platos para que tuviera la oportunidad de probar de todo como Lulada, Encocado del Pacífico, Sancocho, Cola de Toro y Arroz Atollado…
Y de aquí nos vamos de shopping, empezando por una de las mejores diseñadoras de Colombia, Johanna Ortiz. Ya me había puesto en antecedentes, ya me habían dicho que me iba a gustar todo y no iban nada descaminados, la tienda es preciosa con todos los detalles cuidados al milímetro y, de nuevo, una atención perfecta. Pues no podría ser de otra manera, se vino conmigo una blusa azul cielo preciosa y con un diseño super especial que me hará recordar siempre esta bella ciudad.
Otra de las tiendas que visitamos fue la de Renata Lozano, una diseñadora que se inspira en la belleza interior y su espontaneidad, así como en la originalidad de la naturaleza.
**Con la camisa de Johanna Ortiz a la salida de uno de los desfiles en la Milan Fashion Week
Y para terminar mi día en Cali, la mejor de las opciones, cena en Platillos Voladores, donde su chef Vicky Acosta, nos recibe y nos atiende con todo el amor, la comida está exquisita, comimos Arroz Atollado, Ceviche de Pacífico, Rollos de chontaduro y Pegado de maíz… se convierte en uno de mis restaurantes favoritos de Colombia.
Mi segundo destino en Colombia fue Bogotá, donde llegué y estuve escasas horas, pero ahora si iba a tener tiempo de conocer esta maravillosa ciudad. En esta ocasión, mi hotel es Four Seasons Casa Medina. Y para empezar desayunamos en Misia donde pruebo unos zumos buenísimos y naturales… esta es una cosa que me gustaría destacar, en Colombia se toma zumos a todas horas, en el desayuno, comida, cena y, lo mejor de esto es que siempre son naturales, hechos con fruta en el momento que tú los pides, a mí me parece una idea fantástica. Pruebo croquetas, huevos y arepas… si, acabé en la cocina haciendo mi propia arepa de huevo, me hizo tanta ilusión… siempre he pensado que “Donde fueres haz lo que vieres” así que allí estaba yo haciendo la arepa, friéndola, poniendo el huevo y segunda fritada, un desayuno de 10.
Ahora shopping en Bogotá, empezamos por St. DOM, una tienda donde encuentras pequeñas colecciones de diseñadores nuevos o no tan conocidos pero su calidad es fantástica, pues si, también acabé comprando unos pendientes preciosos… siguiente tienda, Casa Precis, en la misma línea de la anterior, varios diseñadores se presentan allí y de aquí me fui con un sombrero precioso para la playa, de Lina Osorio, que me vendría super bien días más tardes.
Para comer elegimos El Chato, un restaurante que lleva poquito tiempo en una zona emergente donde están abriendo restaurantes muy buenos y la oferta gastronómica es muy buena. Aquí comemos Cangrejo con costra de arroz negro, Pescado con rábanos y Calamar con tartar de setas, y se convierte en mi restaurante favorito en Bogotá, ya estoy deseando volver…
Seguimos nuestra ruta de shopping y vamos a Pepa Pombo, Daniella Batlle, Mª Elena Villamil, Andrés Otálora, Divina Castidad… y de cada una de estas diseñadoras me llevo un bonito recuerdo y les dejo todo mi reconocimiento ya que están absolutamente a la altura de otros muchos diseñadores europeos y mucho mas conocidos… espero que muy pronto pueda comprar sus diseños en España, eso significará que esto ha servido para algo importante y que muchas más personas tengan la oportunidad de conocer este talento colombiano.
**Con una camisa de Mª Elena Villamil durante la Milan Fashion Week
Al día siguiente empezamos con un tour gastronómico por el mercado Paloquemao, donde nos espera Juliana, mi guía de Foodies Colombia, que me enseñará en mercado, su historia, desayunaremos lo típico en este lugar, compramos flores, rosas, ya que Colombia es el mayor exportador de rosas del mundo, pasamos por la carne, pescado, fruta… mucha y diferente fruta donde probé cosas que no sabía que existían y todas super ricas.
Ahora toca inmersión en lo más castizo de Bogotá, el barrio de la Candelaria, sus callejones, catedral, edificios políticos, artesanías por las calles… hacemos una parada en el bar más antiguo de Bogotá, La Puerta Falsa, para comer chocolate con queso, almojabana y pan con mantequilla, si, lo escribí bien, en Colombia es tradicional hacer chocolate liquido (algo así como cola cao) y ponerle queso… sorprendente para mí, pero lo probé y estaba bueno.
Y para terminar mi visita a Bogotá, no podía faltar algo de lo que tanto había oído, teníamos que ir a cenar a Andrés Carne de Res, a un pueblo muy cercano llamado Chía. Aquel lugar era enorme, gigante, no sabría decir donde acababa, salas y salas, lleno de mesas de diferentes tamaños, caían cosas de las paredes, del techo, la decoración es de lo más recargada, pero con un encanto especial… y, de nuevo acabé en la cocina haciendo el famoso lomo al trapo del que tanto me había hablado mi amigo Pacho, un colombiano que tenemos adoptado en España y no dejamos que se vaya. Entre que tomamos un coctel, cenamos, ese lugar empezó a sentirse, a tener vida propia, la gente se empezó a levantar y bailar en casi cualquier lugar… esto es a lo que deben llamar fiesta en Colombia.
Tercer destino en Colombia, aterrizamos en Cartagena de Indias, una ciudad que me recuerda a mi ciudad natal, Cádiz, su muralla, su exposición al mar, sus casas bajas, sus balcones, sus colores… es una ciudad donde te gustaría hacer una foto en cada esquina, en cada casa, en cada plaza… en esta ocasión, mi hotel fue el Hotel Tcherassi, propiedad de otra de las diseñadores más conocidas y cotizadas de Colombia, y de la que tenemos la enorme suerte de tener una tienda en Madrid, Silvia Tcherassi.
Seguimos con nuestra ruta de tiendas y visitamos las tiendas de Maaji, Onda de Mar y Touché, todas ellas de trajes de baño ya que Colombia es de los principales países del mundo en exportación de ropa de baño. Y como no podría ser de otra manera, nos vinimos con un modelo de traje de baño de cada marca, que nos iba a ser muy útiles en los próximos días. Y, para terminar el shopping, fuimos a la tienda que Silvia Tcherassi tiene en Cartagena donde me enamoro de cada uno de sus diseños, pero solo uno se vino conmigo.
Aparcamos en este momento a la moda colombiana para sumergirnos en su historia con el Tour Literario y Gastronómico de Gabriel García Márquez, que nos lleva por cada rincón de Cartagena probando deliciosos platos y postres, propio de cualquier tour de Foodies Colombia.
Y para terminar nuestro primer día en Cartagena, fuimos a bailar Champeta, un ritmo africano que es tradicional es esta zona del país, a Bazurto, un social club donde van tanto turistas como locales. He de confesar que no fue mi fuerte, hay mil pasos, es rápido, muy marchoso… creo que hay que aprender desde niño para conseguir bailar champeta bien jajaja.
El día siguiente fue el más relajado del viaje, nos levantamos por la mañana, montamos en una lancha y nos fuimos a pasar el día a la isla de Baru, a un nuevo hotel llamado Las Islas. Es un hotel construido en un manglar respetando la vida de este, cuando andas de villa a villa tienes que ir esquivando ramas ya que no han cortado nada, está absolutamente integrado en la naturaleza, de los hoteles más bonitos que he visto.
Y ya que estábamos en medio de un manglar pues dimos un paseo en una pequeña barca entre sus diferentes canales donde se respiraba una tranquilidad especial para luego concluir sumergiéndonos para hacer snorkel y ver sus arrecifes de coral y peces de colores. Después de estas actividades, nos dio mucha hambre, y comimos un pescado frito, típico de la zona, y una limonada de coco, estaba delicioso.
** Con bañador de Maaji
Tras este maravilloso día en esta isla, nos esperaba una noche aun más interesante, una de las citas que más me llamaban la atención de la agenda de este viaje, una cena en Interno, el restaurante de la cárcel de Cartagena donde las mismas reclusas cocinan y sirven. No os voy a mentir, era un poco reticente sobre esta idea antes de llegar allí, pero, cuando tan solo llevaba unos minutos te das cuenta de las historias, familias y vivencias que hay allí, en las cárceles no solo hay gente mala, sino gente que se ha equivocado y que, gracias a proyectos como Interno y al chef Charlie Otero, pueden volver a integrarse en la sociedad. Sin duda, es una de las experiencias más bonitas que he vivido en este viaje y la que más recomiendo.
Pues así acabó la noche y, al día siguiente, nuestro último día en Cartagena de Indias, nuestro plan fue ir a desayunar a Mila, la pastelería más famosa de Cartagena, donde tomé, entre otras cosas deliciosas, una lemon pie, estaba increíble. Y luego ir a comer paella a Playa Fénix, si, como lo habéis leído, uno de los planes más típicos de Cartagena es ir el fin de semana a Playa Fénix y comer una deliciosa paella (muy bien conseguida, por cierto).
** Con bikini de Touché
Pues este fue mi viaje a Colombia, tierra de la sabrosura. Me he traído hermosos recuerdos, vivencias, he compartido días con gente encantadora con la que me he sentido como en familia, ha sido uno de mis mejores viajes y ya sueño con volver a ese maravilloso país lleno de cosas y gente que merece tanto la pena.
Hasta pronto Colombia.