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El café colombiano es reconocido mundialmente por su suavidad y sabor único. Conoce cómo su cultivo es clave para la calidad que lo caracteriza y explora la ruta cafetera del país de la belleza.
En Colombia, nuestros paisajes de montañas y cafetales logran sumergirnos en un mundo de aromas, texturas y sabores que acompañan la tradición de las regiones cafeteras del país. El café colombiano va más allá de una bebida, es una experiencia cultural arraigada a la historia del país. Además, ha desempeñado un papel importante en la construcción de la identidad nacional.
Si hay algo que enorgullece a los colombianos y conquista a los que visitan el país de la belleza es el café. Cada sorbo cuenta una historia: la de los agricultores que, con sus manos, cuidan cada grano y la de una tradición que se ha transmitido de generación en generación. En este artículo te invitamos a descubrir todo lo que hace que el café colombiano sea especial.
El país de la belleza es conocido por producir el mejor café suave del mundo. Una taza de café colombiano tiene un perfil típico de sabor suave y versátil de fragancias y sabores, entre otras características que cualquier aficionado al café sabe apreciar. Las propiedades del café tienen factores cruciales que lo hacen irresistible. Conoce algunos de ellos.
La geografía: Colombia es conocida por un clima perfecto para el cultivo del café, la zona cafetera se encuentra en la cordillera que atraviesa el país de sur a norte, en una altitud que comprende entre los 1000 y 2000 metros sobre el nivel del mar, lo que beneficia el proceso de producción del café ofreciendo diferentes variedades
El suelo: El suelo constituye un factor fundamental para lograr una siembra de alta calidad, ya que de él depende la rapidez del crecimiento y el desarrollo de los árboles. Mientras mejor cantidad de nutrientes tenga el suelo, mejor es la taza.
La sombra: La sombra parcial ayuda a producir mejores cafés. Más de la mitad de las plantaciones de café en Colombia se encuentran bajo sombra.
El proceso de siembra y recolección: La topografía colombiana hace que el café se plante principalmente en laderas y que su recolección sea manual. Cuando los cafetos tienen entre 540 y 600 días se produce la primera floración. En un intervalo de tres a cuatro meses se da el primer fruto maduro.
Todas estas características forman parte del proceso de siembra del café colombiano y son claves para el resultado de la cosecha. Su cultivo de alta calidad lo hace líder entre muchos países, gracias a las particularidades geográficas y ambientales; así como a las manos de nuestros caficultores que con su dedicación y esmero, son esenciales para lograr esta excelencia.
En esta incursión cafetera nos trasladamos al departamento de Antioquia, en los Andes Occidentales Colombianos, el cual ofrece un café con aroma afrutado, acidez media y con un cuerpo medio balanceado. El café de esta región se caracteriza por ser una bebida suave con notas dulces.
Los Andes Occidentales Colombianos son un escenario de majestuosas montañas con aroma a café adornadas de las famosas fincas cafeteras. Aquí, la cultura cafetera colombiana se respira en cada rincón y cada taza refleja el esfuerzo y dedicación de los agricultores que han hecho del café un arte que conecta a quienes lo prueban con la esencia de una región rica en cultura y naturaleza.
En los Andes Orientales Colombianos, más específicamente en Santander hay un tipo de café colombiano con aroma pronunciado, acidez media y con un cuerpo medio balanceado, que se caracteriza por ser una bebida con notas herbales, perfecta para acompañar cualquier momento del día.
Cada taza de café en Santander te invita a disfrutar de la riqueza de sus paisajes y de su tradición. Este café se convierte en el acompañamiento ideal para un buen desayuno o para unas onces y conecta a todos con la esencia misma de la región.
El departamento del Cauca, situado en el Macizo Colombiano, es una tierra ancestral repleta de riquezas naturales. Aquí, el café de Colombia se cultiva en pequeñas parcelas por comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes. El perfil de la taza de café del Cauca contempla un aroma intenso y acidez media. Así como otras características que la hacen irresistible para quien la prueba.
Otro departamento del Macizo Colombiano que cautiva por su café es el Huila. Este café cuenta con “Denominación de Origen” y se caracteriza por tener una impresión global balanceada, notas dulces, acidez y cuerpo medio/ alto; además de una fragancia y aroma intenso, con sensaciones frutales y caramelizadas. Por último, lo que hace especial al café del Huila no es solo la riqueza de la tierra en la que es cultivado, también las manos que intervienen en su producción.
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Algunos prefieren un tinto, otros un perico. Hay quienes lo toman con mayor cantidad de azúcar y otros con menor cantidad de leche. Lo cierto es que el café colombiano es una tradición que se disfruta de la forma en la que cada uno lo prefiera. Cada preparación tiene un proceso: desde el campesino que cultiva los granos, hasta quien lo saborea en cada sorbo.
Así, nuestro viaje llega a su fin, pero no sin antes invitarte a explorar nuestras regiones y sus ricas tradiciones cafeteras. Estos lugares, que llevan consigo el legado de generaciones, son un testimonio del esfuerzo, el amor y la pasión dedicados a cultivar un café de altísima calidad, reflejando la cultura y calidez colombiana.