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Almirajo: fruto dorado del Chocó que guarda la memoria de la selva

El almirajo, fruto dorado del Chocó, encierra en su sabor la memoria del Pacífico y la riqueza de las frutas nativas de Colombia.

Almirajo, fruta del Pacífico Colombiano
Cortesía: About US

 

En los mercados de Quibdó, entre montones de plátanos, borojó y cacao fresco, a veces aparece un fruto alargado, de piel amarilla opaca y aroma suave. No todos lo reconocen, pero quienes han crecido en el Pacífico Colombiano saben que se trata de un tesoro cotidiano: el almirajo. Este fruto es parte importante de la identidad de la región y un gran ejemplo de cómo la diversidad del país de la belleza guarda secretos por descubrir.

 

¿Qué hace tan especial al almirajo?

Fruta almirajo
Cortesía: Frutas de Colombia

 

La fruta almirajo pertenece a la familia de las malváceas. Crece en árboles altos, de hasta 18 metros, dispersos en las selvas húmedas del Darién y en los alrededores del Río Atrato. Por su carácter silvestre, pocas veces se encuentra en grandes cultivos y la mayoría de los frutos se recolectan directamente del bosque, lo que lo convierte en un producto ligado a la soberanía alimentaria y a una fruta dorada del Chocó con conexión cultural de las comunidades afro e indígenas de la región.

Su aspecto es inconfundible: es un fruto grande, de entre 20 y 40 centímetros, con una cáscara dura y una pulpa amarilla cremosa. Al probarlo, la textura recuerda a una papaya firme, pero con un toque harinoso, y su sabor es una mezcla deliciosa entre banano y manzana, con una acidez sutil que lo hace refrescante. Por eso, en muchas casas del Chocó se come fresco, directamente a mordiscos, recién abierto y se prepara en bebidas con almirajo que acompañan las comidas diarias.

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¿Cómo se vive la tradición del almirajo en el Pacífico Colombiano?

Puesto de mercado con frutas tropicales en cestas.
Cortesía: BNB Colombia

 

En el Chocó, el almirajo no es solo alimento: es tradición, territorio e identidad. Desde tiempos ancestrales, su recolección ha estado ligada al ritmo natural de la selva y a los saberes transmitidos entre generaciones. En muchas veredas, su llegada marca momentos de abundancia, cuando las familias salen a buscar los frutos maduros entre la espesura del bosque.

Se dice que los niños lo disfrutan como un dulce natural, mientras que los adultos lo transforman en preparaciones que mezclan ingenio y memoria. En pueblos cercanos a Nuquí, por ejemplo, es común encontrar dulces de almirajo o sorbetes artesanales que ayudan a refrescar por el calor húmedo de la región. También hay quienes lo preparan en jugos con leche o en cremas frías, combinando tradición con un toque de modernidad.

Este fruto ancestral del Chocó encierra siglos de historia. Su uso alimenta el cuerpo y fortalece la conexión con la tierra. Al recolectarlo directamente del bosque, las comunidades afro e indígenas mantienen un vínculo respetuoso con el entorno y garantizan la preservación de una especie que forma parte de la agrobiodiversidad del Pacífico.

 

¿Qué aporta el almirajo a la gastronomía del Pacífico?

Grupo de almirajós, uno abierto mostrando su pulpa.
Cortesía: Specialty Produce

 

Si hay algo que distingue a la gastronomía del Pacífico Colombiano, es su capacidad de combinar lo local con lo universal y lo ancestral con lo contemporáneo. Por eso, en ese universo de sabores, el almirajo ocupa un lugar especial.

Su pulpa cremosa y su sabor tropical han inspirado a cocineros tradicionales y a chefs de cocina de autor. Algunos lo incluyen en recetas tradicionales del Pacífico, como postres con coco o cacao chocoano; otros lo reinventan en mousses, salsas agridulces para pescados o incluso en cocteles tropicales que sorprenden a los visitantes.

El almirajo es también un reflejo del poder creativo de la cocina chocoana con frutas, donde ingredientes como el borojó, la guanábana o el caimito se combinan con técnicas heredadas y un profundo respeto por el territorio. En los mercados de frutas en Quibdó, este fruto dorado aparece entre los colores intensos y aromas dulces de una región que se expresa a través de su comida.

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¿Qué beneficios tiene este fruto dorado del Chocó?

Mano sosteniendo un almirajó abierto mostrando su pulpa.
Cortesía: Frutas de Colombia

 

Se sabe que el almirajo es rico en carotenoides, responsables de su color amarillo intenso, y en antioxidantes naturales que ayudan a cuidar el cuerpo. También aporta fibra, minerales y vitaminas esenciales, convirtiéndose en un aliado ideal para una dieta saludable. Pero más allá de lo nutricional, también tiene un valor cultural. El almirajo representa una alternativa sostenible dentro de la culinaria de Colombia, pues es un producto forestal no maderable que genera ingresos a las comunidades locales sin necesidad de talar árboles.

Y es que un viaje gastronómico al Chocó no estaría completo sin probar esta fruta. Su sabor es solo el punto de partida de una experiencia más profunda: la de conectarse con un territorio que conserva su esencia a través de cada ingrediente. Probar un almirajo recién abierto en una playa de Nuquí, o beber un jugo fresco en un mercado de Quibdó, es saborear la historia del Pacífico Colombiano.

En un país donde la naturaleza es fuente de inspiración, el almirajo brilla como símbolo de biodiversidad, tradición y orgullo. Es una invitación a mirar hacia el bosque, a escuchar los saberes de las comunidades y a celebrar la riqueza de las frutas nativas de Colombia, esas que guardan en su sabor el alma del país de la belleza.

 

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Selva de Colombia en Chocó
Cortesía: Kimkim

 

Si al leer esto ya te imaginaste caminando por los mercados del Pacífico o probando un helado artesanal de almirajo frente al mar, no lo pienses más. Empieza a planear tu viaje y déjate sorprender por la autenticidad de esta región del país de la belleza. En Viajala puedes encontrar vuelos y dar el primer paso hacia un destino donde cada sabor cuenta una historia. Descubre el Chocó, su gente y su selva, y déjate llevar por el encanto del almirajo, un fruto que resume, en cada bocado, la belleza natural y cultural de Colombia.

 

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