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Un jardín dentro del bosque

En la cima del Salto del Tequendama se encuentra el Bosque Renace, un lugar que alberga las más hermosas orquídeas y bromelias, nativas de la región.

Aproximadamente a 30 kilómetros al suroeste de Bogotá se encuentra el Salto del Tequendama, una cascada natural donde las aguas del río Bogotá brotan hacia un abismo, luego de un extenso recorrido por el altiplano cundiboyacense y la sabana de la región. Un lugar enigmático que, según la mitología muisca, se formó por acción divina para evacuar las aguas que inundaban la sabana de la capital. El mítico Salto del Tequendama que ahora alberga un hermoso bosque, con una gran cantidad de individuos de especies endémicas en veda, rescatados del terreno aledaño donde se construyó la Subestación Nueva Esperanza.

Nuestro Bosque Renace

Después de negociar con las pendientes y difíciles vías de acceso que conducen a la zona, un equipo de biólogos especializados en plantas epífitas, aquellas que crecen sobre árboles y otras plantas recorrió varios kilómetros hasta llegar al lugar donde se emplazaron las titánicas torres de distribución del proyecto energético Nueva Esperanza. Su misión fue rescatar y reubicar más de 63 especies de plantas en veda que se encontraban en el lugar donde se instaló la obra de infraestructura eléctrica que hoy abastece de energía a la capital nacional y los municipios aledaños.

Más de 3.100 individuos rescatados se trasladaron al Bosque Renace, ubicado allí mismo, cerca de las míticas pendientes del Salto del Tequendama, donde las aguas del río Bogotá caen precipitadas por un abismo rocoso. A 12,5 kilómetros de la cabecera municipal de Soacha, Cundinamarca, se encuentra este paraíso natural, un bosque 100% nativo, aproximadamente de 690 hectáreas, adornado por las más hermosas orquídeas de la región, robles, musgo, liquen, hojarasca en el suelo, hongos de distintos tamaños y colores, neblina espesa, aves, mamíferos, anfibios, orquídeas y bromelias.

Proyecto Nueva Esperanza

En 2015 inició la construcción de la subestación eléctrica Nueva Esperanza, que implicó la remoción de cobertura vegetal en los cuadrantes donde se instalaron las torres de alta tensión. Allí se excavaron más de 15.500 metros cúbicos de tierra, lo que implicó la implementación de un ambicioso plan de rescate de fauna y flora. Esto dio origen al proyecto Epifitario, el bosque renace, a cargo de Fotosíntesis S.A., empresa especializada en el rescate y reubicación de las plantas epifitas, como medida de compensación al impacto de grandes obras de infraestructura minero-energética.

La subestación Nueva Esperanza cuenta con una capacidad instalada de 450MVA, aumentando en 11% la capacidad de atención de la demanda de energía en Cundinamarca. El 1 de julio de 2017 entraron en operación 6 líneas de transmisión de 115kV.

Nueva esperanza para el mundo

El Bosque Renace nos recuerda el inmenso compromiso que tenemos con las orquídeas, símbolo nacional y tesoro natural del Alto Tequendama y otras regiones de Colombia. El encanto que produce una visita al Salto del Tequendama no solo procede de la caída natural de agua a más de 150 metros, sino de sus bosques adornados con orquídeas y bromelias que parecen sacadas de una fábula.

“Colombia es el país con la mayor cantidad de especies de orquídeas en el mundo, entonces tiene mucha coherencia que en el país el esfuerzo por salvarlas sea muy grande”, señala Alejandro Calderón, director del proyecto Epifitario. Fotosíntesis Colombia SAS, empresa encargada de reubicar y preservar las plantas epífitas rescatadas, completa más de dos años de trabajo monitoreando las orquídeas y bromelias encontradas en la zona. Sin duda un ejemplo y una nueva esperanza para un mundo ávido de medidas de compensación ambiental.

Colombia es un país pionero en el desarrollo de estas prácticas y el epifitario del Alto Tequendama se suma a las exitosas intervenciones realizadas por Fotosíntesis S.A. en el Oleoducto Bicentenario y el yacimiento petrolífero Cusiana. “Llevamos más o menos 7 años realizando este tipo de trabajos para empresas con grandes proyectos de desarrollo energético”, señala Calderón.

Nadie sabe lo que tiene

La riqueza biológica de Colombia es tan impresionante como desconocida. Un país cuyas características climáticas y geográficas reproducen múltiples endemismos, ávidos de medidas de protección que garanticen su existencia. El epifitario del Bosque Renace, un ejemplo de conservación dentro de un bosque de niebla, de los que apenas quedan el 5% en Colombia, se convierte en un gran avance en materia de sostenibilidad ambiental. Tras dos años y cuatro meses de realizada la reubicación, la supervivencia de las plantas epifitas es superior al 90%. Allí, donde nuevamente florecen, nuestro bosque renace.

El lugar acoge visitas guiadas autorizadas, con el único propósito de dar a conocer la riqueza natural originaria de la zona y la responsabilidad que tenemos todos en la preservación de su existencia. “El principal problema del país en temas de conservación es que no terminamos todavía de saber y de entender qué es lo que realmente tenemos. Ni siquiera hemos terminado de describir todas las especies de orquídeas y plantas nativas que existen en Colombia”, sentencia Alejandro Calderón.

Un país sin conflictos

En la verdadera imagen de Colombia figuran, además de la cultura y la gente, los paisajes y ecosistemas abundantes en flora y fauna. El país ahora es un referente donde se gestan importantes iniciativas de intervención responsable del medio ambiente, salvaguardando el bienestar de las especies y los ecosistemas.

En época de posconflicto, ante el inminente riesgo de la administración indebida de nuevos recursos, en Colombia destacan proyectos como el Epifitario, el bosque renace. “Estas prácticas deben perfeccionarse para que las empresas estén cada vez más controladas y el trabajo se lleve a cabo de la mejor manera. Es importante mantener y aumentar el esfuerzo que se ha hecho durante la última década en Colombia por conservar las especies amenazadas”, finaliza Calderón.

Pioneros en la materia

La información obtenida durante el desarrollo e implementación del proyecto es integrada al Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia, el inventario nacional de biodiversidad del Instituto Humboldt. Además, fruto del trabajo de este grupo de héroes ambientales, se escribió el libro Epifitario, un jardín dentro del bosque, el cual puedes descargar completamente gratis.

Nos sentimos orgullosos de compartir que Colombia es referente mundial en este tipo de iniciativas. Estos proyectos de desarrollo confirman que #ColombiaEsSabrosura por eso extendemos la invitación a personas de todo el mundo a vincularse y aportar un granito de arena.

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